OTOÑO DEL 55 Y EL GRAN SALTO DE LA HISTORIA - Por Alejandro Vallejo

La historia puede tener como protagonistas a otros y observarla cómodamente desde una acolchada butaca. La historia puede tener en un mismo escenario: el banco de una plaza y la orilla de un río. La historia puede tener una mirada, tal vez dos, muchas e incluso usar anteojos para ponerla en foco. La historia lleva una valija cargada de sueños pueblerinos que inundarán la Rosada. La historia puede escribirse en grandilocuentes discursos y descontracturarse en tono chistoso. La historia puede aburrirse y también reírse de sí misma. La historia puede usar términos rebuscados y acudir a sinónimos para ser entendida por las generaciones presentes y futuras. La historia siempre va en busca de las palabras correctas y aún así, la tergiversan y mal interpretan. La historia puede recorrer el camino en auto, balsa, tren y si no hay una moneda, hacer dedo con tal de llegar al destino de grandeza que le espera. La historia es un largo recorrido entre la expectativa y el hecho que trascenderá a la historia misma. La historia tiene el ímpetu de la juventud y la sabiduría que sólo viene con los años. La historia puede lucir una luminosa calva, pintar canas y si hace falta, darse una linda biaba. La historia viene de lejos en una onda distorsionada de radio y luego temer que la peor pesadilla se torne en realidad. La historia se anima a pegar el gran salto, con tal de dejar de ser territorio y alcanzar el honor de ser provincia. La historia puede dar una alegría y en segundos terminar en tristeza. La historia puede nacer en otoño y anticipar la primavera. La historia resuena en el eco de las voces que emocionan hasta las lágrimas. La historia puede ir de adelante hacia atrás y viceversa, sin necesidad de un túnel del tiempo. La historia es olvido y a la vez un merecido homenaje. La historia siempre se gesta en un interés superior y común, que sostiene a las caras visibles de una epopeya. La historia arranca en un cine y termina en un teatro. La historia es un arte que se construye de la nada hasta un conmovedor final, de pie y con aplausos. La historia genera un inocultable orgullo provinciano, que todavía perdura al salir de la sala, con la ilusión y la esperanza de saber que afortunadamente esa misma historia (como bien dice la leyenda) continuará...

07-07-2021 | Cargada en Prensa Cultural - Fuente: Subsecretaría de Cultura