Pedro G. Echeverría
 
El avión viro lentamente hacia la pista de lanzamiento y en segundos estuvo en posición sobre la "Mezquita". El jefe de lanzamiento, dentro del avión, dio la orden tantas veces ensayada:

-Enganchar la correa extractora!... Aproximarse a la puerta! La lucecita verde sobre la puerta aviso que el momento había llegado.
- A la puerta..............salte!!
A la puerta..............salte!!
Y uno a uno, los soldados desaparecían de la puerta hacia el vacío.

La correa extractora, amarrada a un cable estático- que atravesaba todo el fuselaje del avión- hacia el trabajo de retener la bolsa donde estaba plegado el paracaídas, y este se abría, formando un gran hongo verde, luego de unos metros de caída libre. Recién allí, colgados en el cielo, cayendo lentamente, los nervios aflojaban y se restablecía la respiración.

El soldado Gauto, cumplió todas las instrucciones, hasta llegar a la puerta. El jefe de lanzamiento con una palmada en el casco ordeno:... ¡Salte!.

Salió pegado al fuselaje, y sintió el tirón antes de lo esperado. El correaje se había enganchado en el patín de cola del avión. Sintió un vacío en el estomago y a pesar del miedo, no perdió el control. Recordó las instrucciones mil veces ensayadas para estas circunstancias. De la puerta lateral del avión le gritaban que hacer, pero el ruido ensordecedor de los motores del DC-3 y el viento no permitían oír nada.

No hizo falta. Porque con mucha sangre fría, Gauto saco el puñal de paracaidista, corto el correaje del paracaídas principal, y luego de unos segundos de caída libre, busco con su mano derecha la manija del paracaídas de emergencia. Pego el tirón y este se abrió inmediatamente. Respiro el soldado y en un instante estuvo en tierra.

Estaba recogiendo el equipo rodeado de sus camaradas que acudieron a ayudarlo cuando sintió un vozarrón:

"-Nombre, soldado!!!
Levanto la vista. Era el "Teco" en persona.
"-Soldado clase 44 Gauto Hilario mi Teniente Coronel !." "-Soldado Gauto, quiero felicitarlo por su valentía y decisión. Ahora como es norma, usted va a realizar inmediatamente un nuevo salto, y yo lo voy a acompañar integrando su patrulla."

Así lo hicieron, pero esta vez todo salió bien. El salto y la caída fueron perfectos, y luego de recoger el equipo, soldado y jefe, caminaron juntos hacia la "Mezquita" donde se realizaría el bautismo de los nuevos paracaidistas. Entonces el Jefe de la Unidad, lo habló en un tono más paternal:

"-De donde es oriundo Ud soldado?."
"-De la Provincia de Formosa mi Teniente Coronel !" Respondió Gauto con orgullo. " Mierda, que habían sido corajudos estos formoseños", opinó por lo bajo el "Teco".

Hilario Gauto había nacido en Casco Cue, ahí cerquita de Pirané, pero vivía con sus padres en un establecimiento de campo en la zona de Loma Senes, donde se desempeñaba en tareas rurales. Flaco, fibroso, con la piel curtida por el sol, y sus jóvenes 20 años; era de espíritu inquieto. Solo pudo terminar la primaria; pero leía todo lo que llegaba a sus manos y queria conocer otros lugares del País.

Una tarde de octubre, al regresar del monte, recibió la noticia. "-Hilario, llegó un sobre para vos". Era la citación para la revisación medica del Servicio Militar.
Por esa época, el Regimiento 29 de Infantería de Monte, ubicado en los suburbios de Formosa, se transformaba. Eran los días de la revisación medica para la "colimba". En tren, colectivo, o en lo que sea, todos los jóvenes formoseños de 20 años, tenían la obligación de acudir para el examen medico que determinaría su aptitud para el Servicio Militar.

Las cuadras se acondicionaban como improvisados consultorios y durante varios días, largas filas de jóvenes iban de un lado a otro o simplemente esperaban su turno sentados en alguna sombra. Hilario Gauto, estaba en uno de esos grupos, cuando vio unos soldados en un escritorio y que se distinguían de los otros por una vistosa boina roja.

Cuando pudo se acerco. Los soldados le explicaron que estaban inscribiendo voluntarios para hacer el Servicio Militar en Unidades Aerotransportadas. No entendió muy bien la cosa, y entonces vino la aclaración: "-Queres hacer la colimba como paracaidista?. Es en la Provincia de Córdoba".

Gauto, solo había salido de su casa, un par de veces para ir a Formosa, Capital. Y el que siempre quiso conocer otros lugares, sintió que era su oportunidad. Nada menos que Córdoba!.

"-Y bueno, anotame chamigo!" Volvió a su casa con un Apto A en la libreta de enrolamiento y una ilusión en su corazón. A fines de enero le llego otro sobre. Esta vez la convocatoria al Servicio, y una orden de pasaje a Córdoba en....tren!

El viaje a Córdoba en tren era toda una odisea , pero para Gauto fue un sueño cumplido. Se vio de pronto en la entrada del Batallón de Comunicaciones 141 de Córdoba, junto a muchachos de su edad de todo el País. A las 6 de la mañana se abrieron los portones y luego de separarlos por destinos los subieron a grandes camiones verdes.

Cuando arranco el del formoseño, se animo a preguntar: "-Adónde vamos?."
"-Al Regimiento de Infantería Aerotransportado 2. Pero no te apures muchacho, que ese va a ser tu hogar durante un año". Le respondió el "colimba" viejo que los acompañaba.









 

Pronto se adapto a los duros primeros días del Servicio. Acostumbrado al esfuerzo físico y los madrugones, callado y obediente, empezó a destacarse en la instrucción o en los "bailes" del orden cerrado. Los compañeros enseguida lo bautizaron "Formosa". Se fue ganando también el afecto de sus superiores.

Pero su popularidad alcanzo el máximo cuando empezó la instrucción de paracaidismo. En el lugar de instrucción, conocida como Plaza de Aparatos, entre otras cosas había un fuselaje de avión cortado y sostenido por una estructura a unos 8 metros del suelo. Tenia los correajes y hacia de simulador de los saltos desde el avión.

Conocido
como "El Bombi", era el lugar mas temido para la instrucción. Muchos renunciaron, solo por no animársele. Cuando fueron por primera vez, el Instructor pregunto quien se atrevía a saltar primero.
Gauto levanto la mano sin dudar.

"-A ver "Formosa", al Bombi.
Sin temor alguno, pego el salto y simultáneamente le broto del alma un estentóreo y largo sapucay, que resonó en las sierras cordobesas.
Cuando llego al suelo, lo recibieron con un cerrado aplauso.

"-Grande Formosa !!".
Desde ese momento, el oficial instructor, cuando el grupo llegaba al bombi ordenaba:
"-Soldado Gauto, Ud salta primero, pero si no pega el grito, lo mando de vuelta!".

Hasta que llego el día del primer salto. Luego de esa accidentada jornada para el formoseño, todo fue pasando vertiginosamente: los sucesivos saltos con mayores dificultades: de combate, nocturno, en campo abierto. Las interminables guardias, las jinetas de dragoneante. La jura de la bandera; sin dudas el momento mas sublime en la vida del "colimba". El 9 de Julio con el esperado y practicado desfile. Los ejercicios de combate y las salidas al terreno.

Y a partir de allí el tema excluyente entre los soldados: la baja. "-Gauto; que vas a hacer cuando te den la baja?." "-Mira chamigo, me voy derecho para Formosa, antes quería viajar y conocer, pero extraño mucho mi pago y mi gente."
"-Tanto te gusta tu Provincia?".

"-Y, si hermano, no me hallaría en otro lugar.
El Suboficial Principal, encargado de la Compañía, quien ya estaba próximo a su retiro, y que se había encariñado con Hilario, también se intereso:

"-Gauto, cuando te den la baja, no queres engancharte como milico?. Con tus condiciones, en dos años sos cabo , tenés asegurada una carrera, y vas a conocer muchos lugares de la Argentina, como a vos te gusta.
"-Le agradezco mi Principal, pero ahora que estuve un año lejos, ya tengo en claro lo que quiero hacer. Esto me gusta mucho, cuando salía de franco aproveche para conocer lugares. Todos son lindos, pero voy a volver a mi Formosa. No me veo viviendo en otro lado.

Cuando llego el día de la primera baja, Gauto se llevo el premio Pro-Patria al mejor soldado y el cariño de todo el cuartel. Estaba entregando el equipo antes de irse , cuando Principal le hablo: "- Mira "Formosa", vos fuiste uno de los mejores soldados que tuve, por eso quiero darte esto.

Le entrego la boina roja de su uniforme, emblema de los paracaidistas. "- Conservala siempre con vos como recuerdo de tu paso por el Servicio Militar". Vinieron después los abrazos de despedida, las promesas de juntarse todos los años, que casi nunca se cumplen, y la formación hasta la puerta del Cuartel, por ultima vez.

Hilario Gauto se vio de pronto en el tren rumbo a su Provincia; y cuando quiso acordarse estaba abriendo la tranquera de su casa. Se estrecho en emocionado abrazo con su gente, Y en ese momento comprendió que ya nunca mas se iría de su querida Formosa.
El tiempo paso.

Ahora Hilario tiene su chacra propia, su mujer y un puñado de hijos ya grandes; criados en la cultura del trabajo honrado; algunos de los cuales le regalaron nietos, que hacen aun mayor la felicidad de vivir en su tierra amada.

En una pared del comedor de su casita, tiene colgado un cuadro con una amarillenta foto en blanco y negro sacada el día del primer salto con sus compañeros. En ella, la oración del paracaidista escrita al pie:" Con el cuerpo confiado en la tela. Puesta el alma en las manos de Dios". Al lado del cuadro, una boina roja, ya raída por el tiempo, le recuerda todos los días su paso por la" Colimba" , cuyas dificultades supero con entereza, y que le permitieron comprender finalmente que no había un lugar mejor que su Provincia.
Hilario Gauto. Formoseño de ley.-

 
   
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-Diciembre - Noviembre de 2005
 
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