En la última
Conferencia de Poras, que se realizaba el primer martes de cada
mes, estos personajes a los que cada vez menos gente temía,
decidieron por unanimidad, y ante la poca efectividad que ya tenían
sus recursos, integrar a la Sociedad, a los demás seres
mitológicos de la zona.
Cuando estuvieron todos reunidos, la Pora más
vieja se puso de pié apoyada trabajosamente en su bastón,
y con voz quejumbrosa expresó:-Señores, hasta hoy
formamos parte de una sociedad cerrada, ya que nuestro prestigio
nunca pudo ser alcanzado por personaje mitológico alguno
y nuestros métodos siempre superaron los de cualquier duende
refugiado en la imaginación de la gente, pero, desde hoy,
nuestras reuniones quedan abiertas para que con la importante
intervención de ustedes, recuperemos juntos la popularidad
que se nos escapa día a día.
Dicho esto, la Vieja Pora tosió un par
de veces y, tras un aplauso cerrado, se sentó sobre el
tronco más cómodo que le habían asignado
sus compañeras.
Luego de un momento de silencio, una Pora joven
exclamó:-¡No es justo que esas brujas estúpidas,
que vienen de tan lejos, nos quiten nuestras fuentes de trabajo
y nos reemplacen en nuestras funciones en nuestras propias narices!
-¡Algunos tenemos las brujas en nuestra
propia casa desde hace mucho tiempo!-, interrumpió un Pombero
con sorna, mientras la esposa le propinaba un codazo.
-A nosotros no nos tienen miedo, pero lo que es peor, ¡nos
ignoran!.
Y en la noche de brujas se divierten chicos y grandes
teniéndolas como anfitrionas-; dijo un Pombero adolescente
sin sacarse los audífonos.-¿Por qué no te
sacás “eso” aunque sea durante la reunión?-,
le increpó su madre,-¡Sssh!, no me quiero perder
los últimos silbidos de los “Pomberitos de Ricota”.
El Yasí Yateré, al que no le gustaba
andar de noche, llegó un poco atrasado a la reunión
y levantando su bastoncito dorado, rezongó:-Antes, los
chicos se las ingeniaban para salir de siesta, ahora se encierran
en los cybers y no les encuentro ni la sombra. La tecnología
nos quita mano de obra siesta tras siesta.
-Querido amigo, ese tema quedará pendiente
para la próxima reunión, ahora busquemos estrategias
para recuperar el espacio que están ganando estas brujas
del último día del mes. ¡Estas brujas de miércoles!-,
dijo poniéndose un poco nervioso el Lobizón.-No
siempre el último día del mes cae miércoles-;
dijo su hijo pequeño que ya conocía bien los días
de la semana y los meses.
|
|
-Vayamos
concretando-; dijo con autoridad otro Pombero,
-se me acaba el último cigarro que me dejó
en el horno de barro doña Amalia hace tres días
atrás. Si continúa esta crisis, terminaremos
anotándonos en algún Plan para Pomberos Desocupados...
-Para nosotros no hay Planes-; interrumpió
el Kurupí desplazándose lentamente con sus
piecitos tramposos de dedos adelante y atrás.-¿Dónde
encontramos a esas brujas infames? ¡Las tenemos que
eliminar cuanto antes!
Unas carcajadas estridentes interrumpieron la reunión
en pleno monte. Los seres de leyenda guaraní quedaron
anonadados, sin poder entender lo que sucedía....
Nuevamente las carcajadas quebraron la noche, mientras Poras
y Pomberos corrían a refugiarse y espiar entre la
arboleda más densa.
¡No puede ser!, ¡Estas brujas
de porquería nos invaden el monte muertas de risa!.
¡Y vienen acompañadas de todos los demonios
que encontraron por ahí-; gritó un Yasí
Yateré.
El Lobizón, con un fuerte aullido
dio la señal que entendieron todos los legendarios
personajes de nuestra tierra, y con rápidos movimientos,
lograron rodear al puñado de desorientados fiesteros,
que empezaron a mudar la risa por el espanto y, tirando
pelucas, sombreros, narices, capas y linternas, embistieron
a un Pomberito y huyeron con mayor velocidad que si hubiesen
portado escobas voladoras.
...Silbidos, aullidos y melodías
misteriosas arrullaron al monte desde esa noche, y cierto
aroma a leyenda guaraní se volvió a sentir
en el pueblo a la hora de la siesta.
|
|
|
|