Olga B. Zorrilla

En la última Conferencia de Poras, que se realizaba el primer martes de cada mes, estos personajes a los que cada vez menos gente temía, decidieron por unanimidad, y ante la poca efectividad que ya tenían sus recursos, integrar a la Sociedad, a los demás seres mitológicos de la zona.

Cuando estuvieron todos reunidos, la Pora más vieja se puso de pié apoyada trabajosamente en su bastón, y con voz quejumbrosa expresó:-Señores, hasta hoy formamos parte de una sociedad cerrada, ya que nuestro prestigio nunca pudo ser alcanzado por personaje mitológico alguno y nuestros métodos siempre superaron los de cualquier duende refugiado en la imaginación de la gente, pero, desde hoy, nuestras reuniones quedan abiertas para que con la importante intervención de ustedes, recuperemos juntos la popularidad que se nos escapa día a día.

Dicho esto, la Vieja Pora tosió un par de veces y, tras un aplauso cerrado, se sentó sobre el tronco más cómodo que le habían asignado sus compañeras.

Luego de un momento de silencio, una Pora joven exclamó:-¡No es justo que esas brujas estúpidas, que vienen de tan lejos, nos quiten nuestras fuentes de trabajo y nos reemplacen en nuestras funciones en nuestras propias narices!

-¡Algunos tenemos las brujas en nuestra propia casa desde hace mucho tiempo!-, interrumpió un Pombero con sorna, mientras la esposa le propinaba un codazo.
-A nosotros no nos tienen miedo, pero lo que es peor, ¡nos ignoran!.

Y en la noche
de brujas se divierten chicos y grandes teniéndolas como anfitrionas-; dijo un Pombero adolescente sin sacarse los audífonos.-¿Por qué no te sacás “eso” aunque sea durante la reunión?-, le increpó su madre,-¡Sssh!, no me quiero perder los últimos silbidos de los “Pomberitos de Ricota”.

El Yasí Yateré, al que no le gustaba andar de noche, llegó un poco atrasado a la reunión y levantando su bastoncito dorado, rezongó:-Antes, los chicos se las ingeniaban para salir de siesta, ahora se encierran en los cybers y no les encuentro ni la sombra. La tecnología nos quita mano de obra siesta tras siesta.

-Querido amigo, ese tema quedará pendiente para la próxima reunión, ahora busquemos estrategias para recuperar el espacio que están ganando estas brujas del último día del mes. ¡Estas brujas de miércoles!-, dijo poniéndose un poco nervioso el Lobizón.-No siempre el último día del mes cae miércoles-; dijo su hijo pequeño que ya conocía bien los días de la semana y los meses.

 

-Vayamos concretando-; dijo con autoridad otro Pombero, -se me acaba el último cigarro que me dejó en el horno de barro doña Amalia hace tres días atrás. Si continúa esta crisis, terminaremos anotándonos en algún Plan para Pomberos Desocupados...

-Para nosotros
no hay Planes-; interrumpió el Kurupí desplazándose lentamente con sus piecitos tramposos de dedos adelante y atrás.-¿Dónde encontramos a esas brujas infames? ¡Las tenemos que eliminar cuanto antes!

Unas carcajadas
estridentes interrumpieron la reunión en pleno monte. Los seres de leyenda guaraní quedaron anonadados, sin poder entender lo que sucedía.... Nuevamente las carcajadas quebraron la noche, mientras Poras y Pomberos corrían a refugiarse y espiar entre la arboleda más densa.

¡No puede ser!, ¡Estas brujas de porquería nos invaden el monte muertas de risa!. ¡Y vienen acompañadas de todos los demonios que encontraron por ahí-; gritó un Yasí Yateré.

El Lobizón, con un fuerte aullido dio la señal que entendieron todos los legendarios personajes de nuestra tierra, y con rápidos movimientos, lograron rodear al puñado de desorientados fiesteros, que empezaron a mudar la risa por el espanto y, tirando pelucas, sombreros, narices, capas y linternas, embistieron a un Pomberito y huyeron con mayor velocidad que si hubiesen portado escobas voladoras.

...Silbidos, aullidos y melodías misteriosas arrullaron al monte desde esa noche, y cierto aroma a leyenda guaraní se volvió a sentir en el pueblo a la hora de la siesta.

   
 
 
21
-Julio / Agosto de 2005
 
Página 20 - Indice - Página 22