La
localidad de Pirané es, dentro de la Provincia
de Formosa, uno de los lugares más prolíferos en
personajes, hechos, mitos y leyendas, que lo hacen folklóricamente
rico, confiriéndole un perfil de identidad propio dentro
de la geografía provincial.
En la época de auge maderero, la gran
cantidad de obrajes y la mano de obra llegada de otras provincias
que traían consigo sus costumbres y tradiciones, hicieron
nacer en el corazón del monte y en los poblados, un sinnúmero
de historias que la imaginería popular convirtió
en leyendas, como ésta, cuyo personaje es un rudo hachero
y pretende ser una síntesis poética-musical de relatos
efectuados por personas nacidas en Pirané o en sus colonias
o aquellos afincados allí hace muchísimos años,
testigos ellos de hechos o receptores por transmisión oral
de parte de sus mayores.
Muchos de aquellos curtidos hombres de la selva eran
correntinos, portadores, como decía anteriormente de creencias
y supersticiones de su provincia natal, dentro de las cuales era
infaltable el “Payé”, antiguo amuleto de la
región guaranítica, que lo hacía exitoso
tanto en el amor como en el trabajo.
“Cabo Corto”, era uno de esos hombres,
apodado así por la breve longitud del cabo de su hacha,
a pesar de lo cual, era tan o más rendidor para el trabajo
que sus pares. Pero el hecho que da origen a la leyenda es que
nunca hachaba en presencia de otros, por ese motivo los demás
obrajeros le atribuían la posesión de un “Payé”.
Gabino
Álvarez, tal fue su verdadero nombre y apellido,
pocos recuerdan, para todos fue, simplemente “Cabo Corto”,
el hachero correntino, poseedor del infalible “Payé”.
Esta
obra anhela ser un reconocimiento a tantos trabajadores
de mi Patria, que vivieron y perduran en las manos anónimas
de muchos argentinos y que se resumen en un apodo: ¡CABO
CORTO!