BREVE HISTORIA E INSERCION DE LA "COPLA" EN EL PAIS
Es fundamental y necesario, a los fines de establecer
como la copla se introduce, dispersa y asienta, referimos a las
tres corrientes colonizadoras portadoras de la cultura que hoy
disfrutamos, especialmente la folklórica. Podemos retroceder
en el tiempo y partir de la conquista, puesto que el guerrero
español además de su espada, era portador de una
forma de vida, de una cultura, un sentimiento religioso etc.
Por otra parte la mayoría de ellos no
regresaban a España, sino que se quedaban a poblar deslumbrados
por la generosa fertilidad de la tierra. Lógico es que
con la colonización, estos elementos se afianzaron y acrecentaron.
Debemos aclarar que en cuanto a la cultura general
de las tres corrientes colonizadoras, innegablemente se produjo
el proceso de aculturación, y en algún grado el
de inculturación –respuesta del medio con sus elementos-
desde el comienzo mismo de la conquista.
En cambio la cultura folklórica ha necesitado
de un largo proceso, después de fusionarse las expresiones
indígenas con el elemento español, y así
emprender ese lento, pero dinámico y secular proceso de
folklorización, desde el contacto mismo entre ambas culturas.
Haremos
una breve reseña de la penetración de las
tres corrientes culturales:
1) diferenciar folklóricamente las corrientes
culturales.
2) caracterizar, atento a las regiones, el tipo
de folklore
3) fundamentalmente determinar el asentamiento
de la copla.
LA
CORRIENTE COLONIZADORA DEL ESTE
Vino
directamente de España a través del Atlántico
a Buenos Aires, y se constituyó, a partir de la segunda
mitad del siglo XVIII, en el más importante centro irradiador
de cultura, aportando los elementos necesarios para que con el
tiempo se configure lo que hoy conocemos como folklore pampeano,
donde sin lugar a dudas la copla hizo su aporte.
LA
CORRIENTE COLONIZADORA DEL OESTE
Provino
de Chile, cruzando los Andes se extendió por las
provincias cuyanas, es decir, Mendoza, San Juan, y San Luis. Esta
corriente aportó muy poco de su cultura, no obstante, la
copla contribuyó a la formación del folklore cuyano.
LA
CORRIENTE COLONIZADORA DEL NORTE
Bajó
del Alto Perú, se internó por la actual
Quebrada de Humahuaca y de los Valles Calchaquíes. Esta
cultura con el tiempo irradió su influencia por casi toda
la vasta región del noroeste, conocida en ese entonces
con el genérico nombre de Tucumán. En esa época
Tucumán, Salta y Córdoba se convirtieron en los
centros culturales más importantes.
Es importante destacar que los elementos artísticos
derivados de esta corriente, ya presentaba una fusión de
elementos hispánicos –renacentista- que con el arte
de la llamada escuela Cuzqueña, la unión de los
elementos artísticos españoles con las expresiones
indígenas, dieron origen precisamente al arte mestizo.
Esta corriente es la que ha aportado un mayor
caudal de elementos para nuestro folklore, por lo siguiente:
1) Porque antes de entrar a nuestro país,
ya en el Alto Perú, los caracteres artísticos españoles
han sufrido un proceso de americanización.
2) Porque en el noroeste argentino la copla española
se encuentra con expresiones nativas, como la Vidala, la Baguala,
el Yaraví, el Huaino y otras, y en sagrada comunión,
cruzan ríos y llanos hasta tocar tierra formoseña,
la que orgullosa acuna toda la heredad de sus primeros pobladores. |
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LUGARES DE ASENTAMIENTO
Para
buscar los antecedentes, es lógico que se tenga
que atender a una de las líneas copleras de Salta, la
que se sitúa en la zona de Oran, y que va bajando con
un rumbo sur-este, pasa por Embarcación y penetra por
Pluma de Pato y Los Blancos hacia nuestro oeste, que es donde
se afinca y luego se expande hacia el centro de Formosa.
No obstante, no se puede decir que la copla
formoseña mantiene esa línea original que le conocemos
a la salteña-oranence. Pierde en primer lugar, casi por
completo el acompañamiento de percusión tan característico
de la vecina provincia, como lo es la caja. Tan necesaria para
un norteño, que alaba a su cajita coplera de la siguiente
manera:”esta cajita que toco//tiene boca y sabe hablar//solo
le faltan los ojos//para ayudarme a llorar”.
A esto tenemos que agregarle un cambio en su
aspecto formal, ya que sus versos sufren diversas alteraciones,
que en algunos casos se producen en la disparidad de rimas,
en otros en el alargue de algunos de sus versos, aumentando
el número de sílabas, lo cual produce un desajuste
poco grato para el oído, puesto que quiebra su ritmo
sonoro.
Quizás
nuestro hombre del oeste deja de lado este detalle,
por desconocimiento de las reglas que guardan las coplas en
su versificación. Otra característica que se puede
señalar es que, en nuestro oeste, se canta la copla sin
ningún acompañamiento, con la sola expresión
de la voz. En otras ocasiones, por lo general en rueda de amigos,
se suele acompañar con la guitarra, que contribuye a
que la misma suene entonada.
Podemos decir también que hay dos formas
de entonación en la copla formoseña, una, altisonante
en casi toda la estrofa, que sigue con fidelidad a su antecesora
salteña y la otra, que es un poco conversada y con una
corta elevación hacia el final del verso. Esta última
tiene su zona de ubicación desde Pozo del Tigre, Estanislao
del Campo, y parte sur de Ibarreta y Perín.
INSERCION
EN NUESTRO TERRITORIO
¿Hasta
dónde abarca el recorrido geográfico
de la copla formoseña? Podríamos decir, tomando
como punto de referencia la línea férrea, que
este sería desde el límite con Salta hasta Ibarreta,
de Norte a Sur. En el Norte llega hasta Villa General Güemes,
una de las localidades en donde más se mantuvieron, pese
a las muchas influencias del Paraguay en esa zona, nuestras
costumbres folklóricas; el canto, la danza, las comidas
y por supuesto la copla.
Es, en este recorrido, donde encontramos algo
muy particular que ocurre con el hombre que vino desde Salta
o Santiago y seguramente que por sus costumbres hizo que la
gente proveniente del este de la provincia lo llamaran “criollo”
o también “chaqueño”.
Ese es el hombre que coplea precisamente, el
criollo. Y uno puede ver en la vestimenta, en la vivienda, montados
y todo lo que hace a su “modus vivendi”, que se
identifica con la figura legendaria del gaucho, que es el más
fiel exponente de la raza criolla del país.
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