Las
señales locales
Hubo
en Formosa señales claras de comprensión acerca
de la magnitud de estos hechos integracionistas y su identificación
con las realidades culturales de los pueblos.
Además del Primer Encuentro Latinoamericano
de Culturas Indígenas-donde habló en guaraní
y fue elogiado por las decenas de visitantes-el gobernador aprobó
sumarse al II Encuentro de Gobernadores, Prefectos e Intendentes
continentales que debe hacerse en Ecuador. Además, ya está
cercana una nueva edición, la segunda, del foro de pueblos
originarios que volverá a tener como sede a la zona del
puerto nuevo.
Paralelamente a ello, surgieron las primeras
respuestas al pedido de Reparación Histórica que
le hiciese al presidente de la Nación con los mismos argumentos
con los que anduvo por Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile. Es que
para todos los hechos diferentes, el discurso de la apelación
al regreso a la espiritualidad derivada de la apuesta a la identidad
cultural y a la apropiación de las pertenencias naturales
de cada cual en su terruño chico y el extendido ,es el
hilo conductor de las coincidencias.
Hoy están en marcha obras que fueron soñadas
por varias generaciones de formoseños, como la ruta 81
y a punto de reactivarse herramientas integradoras y afectivas
como el ferrocarril, a la vera de cuyo ramal nacieron casi todos
los pueblos, desde Boedo hasta Juárez.
Movilización
formoseña
De
allí que no sorprendiera la movilización
de los actores culturales formoseños que decidieron volcar
en letras, objetivos y propósitos todo lo que se vincule
con la riqueza cultural formoseña en una serie de cinco
encuentros que arrancó en el Centro Cultural Vuelta Fermosa
y siguió en el interior. Se reconoció, en las distintas
comisiones, que se necesitaba de la aparición de un pensamiento
que abriera el espacio a la memoria y el camino por andar desde
la suficiencia de la pertenencia.
Y se es justo con Insfrán ya que los hacedores
de cultura le reconocen que cuando hacia finales del siglo XX
las crisis más profundas se cernían sobre la nación
y el mundo enarboló las banderas de nuestro ser en el pensamiento
y la acción, marcando los rumbos del orgullo provinciano
bien entendido y mostrando un horizonte de expectaciones, con
su discurso connotado en la esperanza, la fe con amor, a planificación,
la convicción y la fraternidad.
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Ha
sido tan abierta esta proclama que ya mismo se ha ofrecido
este aporte cultural que se engarza en el Modelo Formoseño
como un aporte de la diversidad cultural argentina, en su ser
y hacer, al reconocerse que tras perderse un tiempo valioso llegó
la hora de recuperarlo.
Es cierto cuando se consigna-tras una puntillosa
y sorprendente mención sobre las particularidades del formoseño-que
estos encuentros abren un panorama de comprensión acerca
de las particulares realidades de Formosa, sobre todo porque estimula
el pensamiento hacia lineamientos comarcales que respetan la diversidad
cultural como rasgos especiales del rostro lugareño hacia
el resto del país y del mundo
Tras
el olvido
Es la reacción de los formoseños
frente a lo que consideran poco más de un siglo de olvidos
para Formosa donde hubo injerencias externas con intereses internos
que adormecieron las conciencias y callaron las voces sembrando
–así lo consideran- la contracultura de la no identidad.
“Castraron nuestras lenguas, cambiaron
nuestros nombres y administraron a su antojo nuestras capacidades
territoriales y humanas”, consignan los trabajadores de
la cultura.
Esa simple definición, justifica cada
camino que se inició para vulnerar una realidad que es,
a todas luces y más allá de las ideas y convicciones
de cada cual, excesivamente injusta para el sentimiento colectivo
de los formoseños.
Hubo quienes miraron de soslayo esta mirada hacia
los profundo de la identidad. Pero, por fortuna, fueron muchos
más los que sumaron esfuerzos para que lo concerniente
a la identidad, la ponderación de lo propio-sobre todo
desde el sentimiento y el afecto-movilizase a una legión
de hombres comunes y de trabajadores de la cultura que ya tienen
frente a sí dos desafíos inminentes: el 126 aniversario
de la fundación de Formosa y los 50 años de la provincialización.
Dos hechos lo suficientemente relevantes como para que los formoseños
se regocijen y alegren.
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