Jorge Santander
     
¿De que se trata esto del hombre nuevo? ¿Acaso los hombres que escribieron nuestra historia hasta hoy son prescindibles? ¿El hombre nuevo trae consigo nuevas pautas culturales que se deben imponer? Son preguntas que aparecen en forma persistente en nuestra charla cotidiana con la gente. Y se ha acentuado particularmente desde la aparición del primer número de la revista cultural Ser Formoseño.
 

El hombre nuevo, para mi pobre perspicacia, es el hombre de los tiempos nuevos. Con la visión de tiempo desde nuestra realidad provinciana, que no esta fuera de los tiempos planetarios. No somos una isla. Estamos transitando los mismos tiempos del planeta, con una realidad diferente. Este tiempo nuevo, es el que estamos construyendo todos y cada uno de los habitantes de esta provincia, en el contexto de la edificación del futuro nacional, continental y mundial. Para ello existe una propuesta desde un Modelo Provincial que tiene Proyectos en marcha para llegar al mismo.

Todo modelo tiene que ver con las potencialidades propias de los hombres y de la tierra que ocupan, con el reconocimiento de su culturalidad particular, con los medios que se cuenta, con la aplicación y administración de esos medios y con las cualidades humanas para asumir ese tiempo y ese modelo o para proponer otro superador.

Así es como; si en nuestra visión provinciana creemos que los tiempos nuevos requerirán de hombres con nuevas capacidades desarrolladas desde su potencial, para la visión de las superestructuras que dominan la realidad planetaria el modelo de hombre nuevo, útil para sus proyectos y modelo, ya esta en marcha desde hace mucho tiempo. Y es un hombre sin raíces, sin cultura propia, sin creencias profundas, incapaz de pensar en proyectarse dentro de su comunidad. Un hombre a la intemperie, habitante de un planeta cultural y económicamente globalizado de acuerdo a los intereses de esas superestructuras. Un número carente de potencial.

Para El, los poderes dominantes tienen planificaciones que se cumplen a cualquier costo. Tienen categorías, los hay de primera, de segunda, de tercera, de última. Los unos viven, los otros sobreviven y los demás deben esperar indefinidamente. La globalización como proyecto de los grandes poderes mundiales es una planificación político-financiera de base científica con sustento militar, y con una meta de expansión hegemónica sin límites. ¿Es posible enfrentar esta realidad?

Modelo, proyecto, hombre nuevo; no son entelequias que nacen de ofuscamientos políticos coyunturales. Son elementos sustantivos que tienen que ver con la necesidad de proyectar al futuro a un pueblo con realidades culturales propias, que debe enfrentar, desde la resistencia, al modelo de la oferta globalizada, manteniendo su identidad y sus potencialidades intactas. Un pueblo con contenidos para desarrollarse y realizarse sin ser fagocitado por este sistema global imperante.

 

Estos contenidos están, viablemente, en cada uno de los habitantes de nuestro subcontinente, lo aprendimos de nuestro propio devenir histórico, por lo tanto están en los argentinos que habitamos estas latitudes. El compromiso es vigorizarlos desde la información sistemática que permitirá una formación acorde con los tiempos por venir.

El tratamiento de la información es clave en el proceso de definición de este porvenir, pues ella actúa sobre la conciencia de las personas y puede producir efectos absolutamente dispares. Es una de las armas que utiliza la contracultura para manipular el patrimonio humano del ser y el pertenecer.

Para la construcción de nuestro horizonte, esta información debe llegar a todos con contenidos sobre la realidad cultural de nuestras herencias, manteniendo la identidad; con el conocimiento sobre nosotros, los habitantes, el territorio que habitamos y su potencial; con la comprensión y asimilación de que el futuro es para aquellos que se forman en plenitud.

Debemos apropiarnos desde ese conocimiento de aquellas realizaciones específicas de nuestro pueblo, desde cada ámbito de las acciones humanas, sean de infraestructura, tecnológicas, artísticas, científicas, de producción, de creatividad, etc. Si somos capaces de apropiarnos y valorarlos, estaremos dando un paso primordial a la aprobación del futuro que queremos construir con nuestra impronta y creatividad. Este último componente sirve para todos los ámbitos, la creatividad es el elemento más importante para la liberación y realización de los pueblos.

Cuando se habla del hombre nuevo no se esta tirando las herencias por la ventana, ni se trata de imponer modelos culturales, se esta hablando de hacerlas fuertes y proyectarlas hacia los tiempos nuevos con posibilidades ciertas.

Es una tarea titánica, que necesita de todos y cada uno de nosotros, libres, concientemente informados, en la cúspide de nuestra identidad cultural, trabajando con las generaciones en crecimiento que si necesitan saber ser formoseños, argentinos y latinoamericanos. Se trata de la vieja disyuntiva: ser un pueblo con libertad y futuro, o anclarnos en el tiempo para ser fagocitados por el sistema dominante.


8 -Abril de 2005
 
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