Julio A Ortiz
 
En los primeros años de Formosa, la mayoría de los lotes rurales ubicados “mas allá de las calles anchas” (actuales avenidas Napoleón Uriburu, Dr. González Lelong y Pantaleón Gómez) estaban ocupados por inmigrantes italianos y austriacos. Los españoles se ubicaron, en su mayoría, en la zona céntrica dedicándose al comercio (Senes, Moratalla, Borraspardo, Silvestre Güemes, entre otros).

Como barrera entre aquellos colonos y la “villa” se extendía el estero “Las Garzas”, luego “Collucio”, hoy desaparecido por el avance de la ciudad. En épocas de lluvias las aguas cubrían los terrenos en donde actualmente se sitúan los barrios Illía II, Cono Sur, Malvinas Argentinas, Libertad, Fontana, San Pedro, Colluccio y parte del Mariano Moreno. Lógicamente la comunicación entre la zona rural y los comercios aledaños al puerto era muy difícil. Transitar en carro por las huellas ganadas por el fangal podía trasformarse en una odisea que demandaba todo una jornada.

El Riacho Formosa era una vía alternativa. Muchas veces los habitantes de la zona del actual barrio San Antonio utilizaban la canoa y bajaban por su cauce hasta el puerto, o desembarcaban frente a la casa de Santos Marighetti, actual barrio El Resguardo, próximo a la Av. Maradona, y desde allí por tierra a la Villa.

El idioma, las costumbres, los lazos de parentescos que en algunos casos habían nacido en Europa contribuían a agrupar aún más a esos colonos. Esto lo percibió Juan Ramella y lo indujo a elaborar un poco conocido proyecto urbano para ejecutarlo en las inmediaciones de la actual planta de transmisión de Canal 11 “Lapacho”. Urbanizando esa zona, a los agricultores de la Colonia San Antonio les resultaría mucho más fácil arribar a los comercios, por las características del terreno y la corta distancia entre las chacras y el futuro pueblo.

Paolo y Giovanni Ramella fueron dos hermanos nacidos en La Ligure, llegados a estas tierras cuando Formosa tenía dos años de vida. Aunque cada un o trabajó por su cuenta, inicialmente ambos se dedicaron a la explotación de los bosques y al comercio. Mas adelante, mientras el primero de ellos acentuó la gestión en un establecimiento de ramos generales, Giovanni incursionó en la compraventa de inmuebles. Adquirió numerosas casitas en la zona urbana para luego alquilarlas, especialmente a personal subalterno de la Unidad Militar. Recordemos que fue Giovanni Ramella quien vendió al Estado los terrenos de Deán Funes y Av. 25 de Mayo para que allí se construyera, el 1896, la Cárcel.

 

El 4 de enero de 1890 el Estado Nacional escrituró a nombre de este italiano los Lotes Rurales 104 y 69. Eran tierras altas, atravesadas por el Riacho Formosa, lindantes con el actual barrio Nanqom. Ramella las adquirió para levantar allí un nuevo pueblo. Al proyectarlo lo denominó “Villa Cerrano” (con “C”) y apuntaba a aglutinar allí, en la naciente zona urbana, a muchos de los italianos que tenían sus tierras rurales en la colonia.

Giovanni Ramella realizó la subdivisión de los dos lotes rurales trazando manzanas de cien metros de lado y difundiendo la oferta, no solo en Formosa, sino en la ciudad de Buenos Aires. La escritura Nº 26/1890 del Juzgado de Paz de Formosa dice que… “comparecieron por una parte Don Juan Ramella y por la otra Don Tomás C. Danell, ambos de esta vecindad mayores de edad, solteros, hábiles de mi conocimiento que certifico, y el primero dijo: que vende al Sr. Tomás C. Danell un lote de terreno compuesto de cien metros por cada lado, en el proyecto de un pueblo formado por don Juan Ramella y titulado “Villa Cerrano” y señalado con el número 41 del Plano respectivo de dicha Villa, situado en el Lote Rural Nº 104 de esta Colonia y limitado a los cuatro vientos por calles públicas que dividen de otros lotes pertenecientes al mismo vendedor (…)”

En los meses siguientes Ramella vendió a Pablo Granella, residente en la Capital Federal, cuatro manzanas (las Nº 49, 50, 51 y 52 de Villa Cerrano); poco después el mismo comprador adquirió las manzanas 38 y 39. En el mismo libro de escrituras, del mismo año, consta la transferencia a favor de Víctor Nicolás, de la Capital Federal, quien adquirió las manzanas 34 y 35, por citar algunos de los compradores. Las inversiones realizadas por los compradores apuntaban a un futuro cercano y venturoso (al decir de Ramella) en el que podrían subdividir esas manzanas, revender las tierras, y obtener jugosas ganancias.

En realidad “Villa Cerrano” nunca prosperó. Mientras en las proximidades del río Paraguay se instalaban pequeñas industrias impulsadas por motores a vapor, disponiendo de algunos servicios (elementales, pero servicios al fin), allá, en la nueva urbanización, estaba todo por hacer.

Villa Cerrano, el proyecto de urbanización más cercano a la Capital de Territorio, solo se plasmó en lo que hoy son dormidos y amarillentos documentos. Las tierras en donde Giovanni Ramella soñó ver un nuevo pueblo hoy siguen cubiertas por la vegetación natural y son contempladas desde el lote vecino por los habitantes del barrio Nanqom.

 
6 Abril de 2005
 
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