Segio "Lilo" Dominguez

El trabajo histórico propuesto por Gabriel Barrionuevo, en el libro “Orígenes y Desarrollo del Peronismo Formoseño – 1943/1955” sobre los antecedentes de la provincialización, nos lleva a comprender el carácter popular de la movilización ciudadana y sus pormenores en la concreción de la autonomía del territorio.

Repasemos los pasos de la historia. La ley 1532, al decir de Emilio Lugo “la carta constitucional de los territorios”, determinaba la creación de nueve territorios: Misiones, Chaco, La Pampa, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Neuquen y Formosa.

Estos territorios creados ocupaban el 40% de la superficie de la Nación y, de acuerdo al censo de 1947, el 10% de su población total. Los territorios componían entes administrativas con límites puntuales y gobiernos formales. Conformaban divisiones administrativas transitorias con dependencia directa del Gobierno Nacional. El Poder Ejecutivo Nacional, con participación del Senado, elegía al gobernador territoriano.

La misma ley 1532, establecía que lo territorios lograrían integrar una legislatura cuando congregaren una población de treinta mil habitantes y concejos municipales en localidades con más de mil habitantes. En ese sentido, Formosa, como otras jurisdicciones territorianas, ya en 1920 aglutinaba la cantidad necesaria de población demandada, habilitándose el derecho de ser declarada provincia. En 1951, la cifra de población era superada holgadamente en todos los territorios, incluyendo a Formosa. Es decir, el requisito básico de sesenta mil habitantes...

Otra cuestión cardinal en el proceso de provincialización, la observación de carencia de raigambre y, especialmente, de compromiso de los funcionarios nacionales designados en el tratamiento de la problemática lugareña, reforzando el ansia localista, aportando un aliento extra a la corriente de

 

concientización, argumentada en el libro “Para Comprender a Formosa”, del Profesor Prieto, cuando expresa, en la página 77 “...una progresiva conciencia localista había venido gestándose a medida que el territorio iba creciendo.

Los sectores más lúcidos, comenzaban a tener ideas claras sobre ciertos problemas fundamentales de Formosa y sobre la necesidad de que el destino formoseño fuera manejado por los hijos de la región”.

La maduración ciudadana se expresó claramente en 1935, cuando los ciudadanos formoseños, petitorio mediante, reclamó al poder central la designación de un gobernador lugareño, al finalizar el mandato de Félix Toledo.

La misma reacción general se hace visible en 1941, al concluir su mandato el Coronel Zambianchi. Estos antecedentes, nos lleva a inferir la veracidad de la participación del pueblo en el proceso de provincializacióin, toda vez que pudiera hallar el canal adecuado de exposición, como los casos publicados.

El “manifiesto” ciudadano de 1955 testimonia contundente la madurez del pueblo y el anhelo popular cuando reza “..Así como hemos aprendido que todos somos artífices de nuestro propio destino, quebremos de una vez la inercia que nos tenía sumidos en el ostracismo y escribamos con letras de oro a las futuras generaciones que en ésta hora presente, por decisión propia, pletóricos de fe y entusiasmo, bajo la advocación de Dios e inspirados en el ejemplo magnánimo de aquella mártir que inmoló su vida en aras de sus ideales, de su Líder, de su pueblo, que marcó un nuevo rumbo en la ciudadanía, dando valor cívico a las mujeres y libertad a los oprimidos y animado de un sentimiento profundo de patriotismo y amor a la tierra que nos vio nacer y que nos cobija generosamente, hemos decidido para su bien, peticionar la provincialización de nuestro territorio...”

     
4 -Abril de 2005
 
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