Gabriel A. R. Barrionuevo
 
 

Formosa se apresta a cumplir medio siglo de vida institucional en su carácter de Provincia. La ocasión es más que propicia para reflexionar en torno a aquellos años en que los formoseños del entonces Territorio Nacional comenzaron a soñar y a luchar por un ideal de Provincia, por una comunidad organizada y conducida por formoseños, hombres comprometidos con su pueblo.

También será el momento propicio para que luego de bucear e indagar en nuestro pasado encintremos algunas razones y fundamentos esenciales para aventurar un futuro más promisorio, apelando a la historia, como si un espejo retrovisor nos permitiera reconocer nuestro presente y mirar con optimismo el rumbo que tenemos por delante.

En la historia de nuestros pueblos, muchas veces, actores sociales de significativa gravitación pasan inadvertidos para el análisis histórico y es precisamente el devenir de los tiempos con el rumbo singular de los acontecimientos, el que los trae oportunamente a la luz de la opinión pública, para consideración de las generaciones venideras.

Personas como el Dr. Esteban L. Maradona, la Hna. Gigena, Dn. Demóstenes Gómez y Dn. Vicente Arcadio Salemi, conocido cariñosamente como el Tata Salemi, nos dan la posibilidad de aprovechar sus testimonios profundos para nuestra Provincia. Las experiencias de ellos, nos trae esa sensación de alivio, en medio de la tempestad, a sabiendas que la humanidad no está aún perdida, y que de una u otra manera éstas personas, como tantas otras, han incidido positivamente en rumbo silencioso y digno de su comunidad y aún de la humanidad en su conjunto.

Se trata así de descubrir la otra cara del pesimismo, la del avance o progreso lento y espiritual de la humanidad, la faz positiva y consustanciada de valores. Juan D. Perón, que además de gran estadista fue profesor en Historia Argentina, decía que “posiblemente podamos mantener el optimismo con la ilusión de que el avance de la humanidad hacia su bienestar es tan lento que no percibimos, pero de cada evolución queda una partícula aprovechable para el mejor desarrollo de la humanidad”.

Por cierto, aunque esto no parezca del todo “científico” para algunos “popes” de las ciencias sociales y pese a las crisis y adversidades, a veces tenemos esa misma sensación de progreso espiritual que abarca a la mayoría de los seres humanos como simples “personas de bien” que buscan nada más y nada menos que la felicidad del prójimo y de su pueblo. Se trata de un anónimo héroe formoseño, que por cierto representaba a miles de formoseños en tiempos en que nuestra comunidad, reclamaba y luchaba por obtener su autonomía provincial.

Si existe un referente insoslayable del proceso de provincialización de Formosa, sin duda fue y sigue siendo Vicente Tata Salemi. Vale la pena recordar aquí que el 5 de abril de 1955, este hombre lideraba a un grupo de entusiastas formoseños, que luego de un viaje, con mucho esfuerzo y con recursos propios, llegara a Buenos Aires para solicitar al entonces Presidente Juan Domingo Perón, la provincialización del Territorio de Formosa.

Ese día en la Casa de Gobierno, Vicente Tata Salemi, un sencillo y honesto maestro de la Escuela 31, habló en representación de su tierra natal formoseña, y como único orador, cara a cara con Perón, ante una nutrida concurrencia, supo esgrimir con sus palabras ese viejo anhelo formoseño: el ardiente deseo de ser Provincia y dejar atrás los años de olvido histórico e injusticias que desde los gobiernos centrales, relegaron a Formosa por más de 70 años.

Es mérito de Perón y de aquellos entusiastas formoseños, el haber logrado la provincialización de Formosa, sancionada el 15 de junio de 1955 y promulgada el 28 de ese mes. En este contexto, a veces me permito hacer algunas especulaciones ¿Qué hubiera pasado si estos hechos históricos no hubieran ocurrido? ¿Seguiríamos siendo Territorio? ¿Seguiríamos dependiendo del antojadizo poder de los funcionarios del nivel central nacional?.


 

Me pregunto hasta que punto Formosa debe su carácter de Provincia no solo a Jun D. Perón y aquellos luchadores formoseños, sino también a la misma Eva Perón, quien es considerada por algunos historiadores como la principal impulsora de las provincializaciones.

¿Tenemos conciencia de cuan importante es que la Provincia sea gobernada por un formoseño nativo y comprometido con su pueblo? ¿Tan fácilmente olvidamos las luchas de los comprovincianos de entonces que clamaban por un gobernante formoseño y peronista?.

Mas allá de cualquier especulación filosófica o política, para la Formosa de hoy, ser conducida por un gobernante formoseño, como es el caso de Gildo Insfran, es la expresión y símbolo de un viejo anhelo, que no debería ser olvidado. Las obras también cuentan, ya que Salemi recordó que la Costanera, por ejemplo, como también otras obras viales y de infraestructura realizadas hoy, son la cristalización de sueños largamente acariciados por los formoseños desde los tiempos del Territorio.

Prácticamente toda la historia de Formosa, es argumento para la Reparación Histórica, pero particularmente lo fueron esos años de institucional sometimiento al oprobio y designio de los funcionarios nacionales. En aquellos años, la picardía criolla del formoseño nativo, que no por hacerse el “ñembo” dejaba de entender la realidad de explotación e injusticia, labró la frase que aún circula en la jerga popular: “El Paracaidista”.

Se calificó así originariamente al grupo de funcionario salteños que junto al Gobernador Ovejero, cayeron de arriba para pisar tierra formoseña y “enseñarles” a los lugareños a “gobernar” y tantas cosas más que “supuestamente” los formoseños, o como se dijo más adelante despectivamente, los “formobichos”, no saben.
No se trata, vale la aclaración, de aquel argentino que llega de cualquier parte del país y se queda en Formosa para trabajar, formar una familia y comprometerse con su comunidad. Se trata de aquellos que vienen de afuera para “gobernar” o “enseñarle” al formoseño, por ejemplo que hay que hacer, o este sirve y este otro, no. Todo ello sin respetar la cultura formoseña, que incluye la trayectoria, sapiencia y trabajo del formoseño nativo.

Espero que las enseñanzas, testimonios y buen ejemplo que nos ha dejado Vicente (Tata) Salemi, nos sirvan para crecer y madurar como comunidad, perfilada, soñada y anhelada, desde sus orígenes como una Provincia pujante, donde todos sus hijos, sin excepción, puedan disfrutar de la Prosperidad y Justicia Social, sin distinción de banderías políticas o religiosas, bajo el credo del Himno Marcha a Formosa, que desde sus estrofas nos invita a pensar en un “Futuro de Esperanza y de Trabajo”.

 
8 Marzo de 2005
 
Página 7 - Indice - Página 9