En
el Preámbulo de la Constitución de la UNESCO
se afirma "(...) que la amplia difusión de la cultura
y la educación de la humanidad para la justicia, la libertad
y la paz son indispensables a la dignidad del hombre y constituyen
un deber sagrado que todas las naciones han de cumplir con un
espíritu de responsabilidad y de ayuda mutua".
Hoy la cultura se encuentra en el centro de los
debates contemporáneos sobre la identidad, la cohesión
social y el desarrollo de una economía fundada en el saber.
El producto de la gran variedad de experiencias y realizaciones
humanas es lo que conocemos como diversidad cultural. Este es
un concepto amplio fundado en los lazos entre las personas a través
de la historia, la tradición y el idioma comunes; también
la diversidad refleja valores tales como el pluralismo de ideas,
el acceso y participación efectiva de las personas y la
libertad de expresión y de elección.
Este
reconocimiento aspira a una mayor solidaridad fundada en el reconocimiento
de la diversidad cultural, en la conciencia de la unidad del género
humano y en el desarrollo de los intercambios culturales La cultura
adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio.
Y esta posibilidad que cada cultura tiene de producir y difundir
obras tiene doble resultado preservar y promocionar las culturas
existentes y lograr la apertura a otras culturas.
Esta diversidad se manifiesta en la originalidad
y la pluralidad de las identidades que caracterizan los grupos
y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios,
de innovación y de creatividad, la diversidad cultural
es, para el género humano, tan necesaria como la diversidad
biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye
el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida
y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
En nuestras sociedades cada vez más diversificadas,
resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa
y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades
culturales plurales, variadas y dinámicas. Las políticas
que favorecen la inclusión y la participación de
todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la
vitalidad de la sociedad civil y la paz. Definido de esta manera,
el pluralismo cultural constituye la respuesta política
al hecho de la diversidad cultural. Inseparable de un contexto
democrático, este es propicio a los intercambios culturales
y al desarrollo de las capacidades creadoras que alimentan la
vida.
La diversidad cultural acrecienta las posibilidades
de elección que se brindan a todos; es una de las fuentes
del desarrollo, entendido no solamente en términos de crecimiento
económico, sino también como medio de acceso a una
existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria.Así
la diversidad cultural es uno de los pilares del desarrollo sostenible
de cualquier estado.
La democracia como expresión de la libertad
y el acceso de los ciudadanos a las obras de creación,
especialmente a las que se producen en la región, crea
condiciones necesarias para un diálogo entre diferentes
culturas y permite el enriquecimiento mutuo de las culturas. Este
respeto de la diversidad cultural y de las civilizaciones contribuye
a la promoción de una cultura de Paz.
Los derechos culturales son parte integrante
de los derechos humanos, que son universales, indisociables e
interdependientes. El desarrollo de una diversidad creativa exige
la plena realización de los derechos culturales, tal como
los define el Artículo 27 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos y los Artículos 13 y 15 del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. "Toda
persona debe, así, poder expresarse, crear y difundir sus
obras en la lengua que desee y en particular en su lengua materna;
toda persona tiene derecho a una educación y una formación
de calidad que respete plenamente su identidad cultural; toda
persona debe poder participar en la vida cultural que elija y
ejercer sus propias prácticas culturales, dentro de los
límites que impone el respeto de los derechos humanos y
de las libertades fundamentales"
La libertad de expresión, el pluralismo
de los medios de comunicación, el multilingüismo,
la igualdad de acceso a las expresiones artísticas, al
saber científico y tecnológico -comprendida su forma
electrónica- y la posibilidad, para todas las culturas,
deben estar presentes en los medios de expresión y de difusión,
porque estos son los garantes de la diversidad cultural.
Los avances tecnológicos y la consolidación de las
industrias favorecen junto a la liberalización del comercio,
grandes oportunidades para la promoción de la diversidad
cultural.
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Somos
parte de una patria cultural continental, sin exclusiones etnoculturales
de ninguna índole. Desde nuestra concepción consideramos
a la cultura como el estilo de concebir el mundo, al hombre y
de concebirse a uno mismo. Ese estilo se expresa y manifiesta
en cada obra que emerge del pensamiento, las manos y el alma de
una sociedad. Tenemos un objetivo prioritario: construir un proyecto
integral de liberación con centro en la voluntad cultural
de nuestro pueblo, considerando la persona, la comunidad que esta
integra y el estado que las expresa.
Liberación del hombre y de la comunidad,
porque ambas se corresponden a la liberación del estado,
para así servir a la comunidad que le da origen y sentido.
Este proyecto ha tomado a la cultura como la herramienta fundamental
de liberación, porque sin liberación cultural, pedagógica
y mental, no es posible ninguna emancipación, ningún
destino autónomo.
La creación tiene sus orígenes
en las tradiciones culturales, pero se desarrolla plenamente en
contacto con otras. Esta es la razón por la cual el patrimonio,
en todas sus formas, es preservado, valorizado y transmitido a
las generaciones futuras como testimonio de la experiencia y de
las aspiraciones humanas, a fin de nutrir la creatividad en toda
su diversidad e instaurar un verdadero diálogo entre las
culturas.
El Estado Provincial en programas con firmes
objetivos fomenta la diversidad lingüística -respetando
la lengua materna- en todos los niveles de la educación,
estimulando el aprendizaje del plurilingüismo desde la más
temprana edad, alentando una toma de conciencia del valor positivo
de la diversidad cultural y mejorar, a este efecto, tanto la formulación
de los programas escolares como la formación de los docentes.
Ha incorporado al proceso educativo métodos pedagógicos,
con el fin de preservar y optimizar los métodos culturalmente
adecuados para la comunicación y la transmisión
del saber.
Los sistemas de conocimientos tradicionales,
especialmente los de las poblaciones autóctonas son respetados
y protegidos reconociendo la contribución de los conocimientos
tradicionales a la protección del medio ambiente y a la
gestión de los recursos naturales, y favorece las sinergias
entre la ciencia moderna y los conocimientos locales. Propicia
y auspicia el intercambio, la interrelación de la región
cultural compartida, alentando las iniciativas que aportan al
fortalecimiento y el desarrollo de la espiritualidad provincial
que nos singulariza y nos define como pueblo.
Es posible que algunos consideren a la diversidad
cultural como una cuestión de poca importancia que no justifica
dedicarle demasiados recursos y tiempo, pero para muchos países
ha significado la clave para su desarrollo ya que promueve la
cohesión social, la construcción de naciones, la
identidad y el orgullo, como recurso estratégico que puede
crear prosperidad (crecimiento, productividad y empleo), expresada
en los productos y resultados de distintos sectores de la sociedad
garantizando la existencia de una diversidad provincial, Nacional
y extranjero
Pero el desafío es encontrar los medios
para mantenemos abiertos a lo que el mundo nos puede ofrecer y
al mismo tiempo Alimentar expresiones culturales y desarrollo
de contenidos ricos y diversos. La nueva cultura política
une lo diverso no lo distinto, pues precisamente nuestra identidad
raigal es soporte de nuestra supervivencia, de nuestra independencia
y de nuestra liberación.
Defender la causa de la indivisibilidad de la
cultura y el desarrollo, entendido no sólo en términos
de crecimiento económico, sino también como medio
de acceder a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual
satisfactoria. Este desarrollo puede definirse como un conjunto
de capacidades que permite a grupos, comunidades y naciones proyectar
su futuro de manera integrada.
La unión de la humanidad estará
dada en una comunidad organizada y en el respeto.
"En lo SOCIO-CULTURAL, queremos una comunidad que tome lo
mejor del mundo del espíritu, del mundo de las ideas y
del mundo de los sentidos, y que agregue a ello todo lo que nos
es propio, autóctono, para desarrollar un profundo nacionalismo
cultural. Tal será la única forma de preservar nuestra
identidad y nuestra auto-identificación. Argentina, como
cultura, tiene una sola manera de identificarse: ARGENTINA. Y
para la fase continentalista en la que vivimos y universalista
hacia la cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación
con todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre
que Argentina es el hogar" (Modelo Argentino de Juan Domingo
Perón, 1974).
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