Mario Jazmín

El mito
se origina generalmente en un hecho real o en un personaje protagonista del mismo, a partir de allí la lengua popular con mutaciones y agregados lo convierte en leyenda, con su halo de misterio sobrenatural, otorgándole los ribetes fabulosos a la narración que se trasmite oralmente de generación en generación. El hecho o el protagonista toma la fisonomía de cada zona, el lugareño lo interpreta de acuerdo al medio físico donde habita, costumbres y vivencias, dándole un matiz muy particular al relato con los giros y modismos de la lengua regional.

Según los estudiosos del tema, la mayoría de los mitos y leyendas son de origen universal y fueron traídos a esta parte de América por los conquistadores, en el caso de la región guaranítica, por los Jesuitas, que utilizaron los mismos para disciplinar y acaso amedrentar a los pueblos originarios que idealizaron a estos genios a su imagen y semejanza.

Así es que encontramos gran similitud entre el “Gin” español y el “Pombero”, entre los fantasmas de los castillos del viejo mundo y la “Póra”, entre “Proteo”, Dios Griego del mar y el “Ypora” de nuestros ríos, riachos y lagunas. Inclusive tienen mucho parecido entre si las leyendas de las diversas zonas de nuestro país, solo que con nombres distintos. Tal es el caso del “Karaí Octubre”, “Ysy” y “Lobizon” del Nordeste y el “Ucumar”, “Dueña del Monte” y el “Familiar” del Noroeste, respectivamente.

Según el momento del día que se dice suelen aparecer, se los clasifican en duendes diurnos y nocturnos. Entre los primeros se encuentran: “Karaí Octubre”, “Jasy Jateré”, “Ysy”, “Ypora “, “Karaí Tuyá Bosá” y “Kurupí”. Entre los segundos: “Pombero”, “Plata Yby Guy”, “Pora” y “Lobizón”. Las narraciones populares señalan a muy pocos de ellos como malignos, la mayoría solo son traviesos y guardianes de la ecología, a la que defienden de los depredadores.

El “Jasy Jateré”, según la versión popular es un niño de largos y rubios cabellos, ojos azules, que lleva un bastón de oro en donde reside su poder. Transita la selva en hora de la siesta en busca de niños a los que atrae con un silbo embrujado, de ahí otro de sus nombres: “Guirá Payé”. El “Alma en Pena”, “Anima”, “Aparecido” “Pora” o “Fantasma” de la mitología universal, es el espíritu de un difunto que al no hallar la paz eterna vagabundea por los lugares terrenales que le eran cotidianos en busca de oraciones que le hagan alcanzar el Paraíso.

La “Pora” se manifiesta con silbidos lúgubres, quejidos, pasos, objetos que caen, aberturas que se abren y se cierran, arrastrar de muebles, siluetas informes o una cadavérica mujer vestida de blanco que aparece en el centro de un haz de luz. La Plata Yby Guy” es un tesoro enterrado por personas que luego fallecieron sin recuperar sus riquezas. Se manifiesta de diversas formas: lenguas de fuego subiendo y bajando por el tronco de un árbol, un perro blanco sin cabeza, siluetas humanas decapitadas sentadas o de pie que aparecen y desaparecen bruscamente, etc.

Estas manifestaciones son el “Alma en Pena “ o “Póra” del difunto que de esta manera señala a quien desee que lo encuentre el lugar exacto del entierro.


Para proceder a sacarlo
con un rito: además de ir solo, deberá llevar pala, machete, agua bendita para regar el sitio indicado, velas que serán encendida y un rosario, ante el cual deberá rezar una oración por la paz del alma del muerto. De no cumplir con este ritual, un ejército de espíritus encarnados en reptiles o de insectos le impedirán desenterrar el tesoro.

El Hombre Lobo de la Mitología Universal que en la región noreste toma el nombre de “Lobizón” “Luisón”, “Yaguá Hu”, “Yaguá Bicho” o “Bicho Gente” según la zona y es la maldición que trae el séptimo hijo varón consecutivo de una familia que hace que los martes y viernes a la noche se transforme en un gran perro negro que visita los cementerios para escarbar en las tumbas en busca de cadáveres de los que se alimenta, recobrando al amanecer su condición humana. Se lo ahuyenta haciendo la Santa Señal de la Cruz, arrojándole tizones encendidos o botellas y solo se logra matarlo, disparándole balas bendecidas.

El mito mas difundido del área guaranítica es el “Pombero”, que de acuerdo a la descripción de quienes aseguran haberlo visto, es un hombre de baja estatura, el cuerpo cubierto de pelos negros, hasta los pies, por lo que se lo llama también “Py Ragüé”, lleva en la cabeza un amplio sombrero “Pirí”, gusta beber caña, fumar cigarros y mascar tabaco. De allí otras de sus denominaciones: “Mascadita”. Otras de sus características es ser muy enamoradizo y lo atraen preferentemente las mujeres embarazadas, a las que cuida celosamente. Imita a la perfección trinos y gritos y para ganar su amistad, la gente le deja sus “vicios” en el “anguá” (mortero), en el “Tatacuá” (horno de barro) y en los bananales por donde suele rondar siempre de noche.

Los genios paranormales están tan latentes en la cotidianeidad del pueblo de la región noreste y ellos dan como un hecho normal, certero, su presencia como la de cualquier mascota. Común es oírlos decir: “anoche anduvo el “Karaí” (Pombero) porque lo escuche remedando a los pollitos” o “a la siesta en el monte me silbó el “Jasy Jateré” y se escondió”. Los mitos y leyendas constituyen un aspecto muy importante en la cultura de los pueblos, por eso, opino que es bueno para la ilustración general si conocemos los de afuera, siempre que identifiquemos claramente los nuestros, partiendo siempre de lo regional a lo universal, como debería ser todo aquello que hace a nuestra identidad.

Porque resulta que actualmente la “colonización mental” (especialmente de los jóvenes) producto de la “penetración cultural” de la que somos victimas, hace que sea una moda celebrar “La Noche de Brujas”, importada de los Estados Unidos ¡ Hasta sus duendes nos imponen, como si nosotros no lo tuviéramos! . ¿Por qué no celebrar “la noche del Lobizón” o del “Pombero”? ¿O a caso los genios autóctonos son de segunda y los extranjeros de primera? Lo cierto que es otra de las “zonceras argentinas”. He aquí la razón de las tres películas documentales que voy a editar: (Los Senderos de los Duendes), rescatar y difundir algo tan arraigado en nuestra forma de ser regional: sus mitos y leyendas.

 
 
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Marzo de 2005
 
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