Como
confinando este pequeño sector urbanizado , el Decauville
trazado en 1905, recorría la calle Paraguay desde la Taninera
“La Formosa” hasta la avenida 9 de Julio, y por ésta,
atravesando los terrenos de la actual plaza San Martín,
seguía hasta cruzar el riacho Formosa, camino a la Estancia
Guaycolec.
Como pequeño tren de servicios, destinado
básicamente al transporte de rollos de madera, su trazado
revela el carácter de “extramuros” habido por
el resto del teórico trazado del pueblo. El mismo cementerio,
habilitado en 1886 en su actual ubicación como reemplazo
del primitivo de calle Maipú y las barracas, se concibe,
por razones higiénicas, lo más alejado posible del
centro poblado.
Las obras del Ferrocarril a Embarcación
(en la Provincia de Salta) trajeron aparejadas grandes cambios
en la configuración urbana. Inaugurada la Estación
Formosa en 1915 los terraplenes construidos para las vías
modificaron fuertemente el vínculo que tenía hasta
entonces la ciudad con el río.
La más sensible, sin dudas, fue la ferroviaria
que se constituyo en “la mas alta nota arquitectónica
de este ciudad”, por cuya cesión el municipio recibió
una indemnización de Seis Mil Quinientos Pesos Moneda Nacional
($ 6.500 m/n) de parte de la Dirección de Obras del Ferrocarril.
La prolongación de las vías al Sudeste de la misma
para atender el puerto, debió hacerse atravesando la boca
de los zanjones existentes entre la avenida 25 de Mayo y la actual
calle Irigoyen (antes Ituzaingó), cegando luego con rellenos
los tramos “interiores” del zanjón.
De este modo, la calle San Martín, y
también la diagonal que nace en ésta e Irigoyen,
quedaron re-habilitadas luego de largos años desde su trazado
inicial por el agrimensor Machado (* Sin embargo, como dice el
viejo adagio, “el agua tiene memoria”, y la vieja
zanja “soró” , a muchos años de su aparente
desaparición, se mantuvo activa silenciosamente, perturbando
a los constructores del edificio de la actual Casa de Gobierno,
y más recientemente, a las obras de Defensa de Costas.
Esto confirma la consecuencia de aquellas “desarmonías”
señaladas por Tapia.)
Fueron estas obras las que, en definitiva, obligaron
a levantar el Monumento a San Martín, inicialmente previsto
frente a las barracas, siguiendo la fuerte tradición local,
en la entonces llamada plaza “8 de Abril”, cambiando
su nombre por el que lleva hoy, e integrándola así,
lentamente a la vida ciudadana.
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Significaron también, por añadidura, un
nuevo avance sobre el borde costero, al disponer la franja adyacente
a la calle San Martín, desde la cercanía a la estación
hasta los talleres, con viviendas para el personal y servicios
auxiliares. Luego del primer avance realizado por Machado sobre
los terrenos ribereños, este último, llevado a cabo
por el ferrocarril redujo aún más los márgenes
vinculantes con el río, reduciendo las posibilidades de
su aprovechamiento urbanístico.
La conexión de la ciudad con el resto
del país, quedó centrada en la costa: el puerto
primero, el ferrocarril después, y años más
tarde el hidroavión, caracterizaron inevitablemente la
fuerte tensión urbana convergente a este punto, en el que
siempre estuvo además la base industrial.
De tal modo que las primeras obras importantes
de infraestructura comienzan allí, desde el malacate accionado
por una mula, en lo que fuera la Plaza Brown, hasta los grifos,
el alumbrado y las primeras cuadras de pavimento. (Cuarenta Cuadras
en el año 1939).
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