Según los indicadores históricos cuando nuestro pueblo tuvo necesidad de tomar decisiones de fundamento, siempre se pronunció de manera contundente, identificando y aislando al enemigo, y luego derrotándolo. Primero en la calle y luego en las urnas.

Dos maneras de manifestarse tan argentinas. Los pronunciamientos más importantes de los últimos 60 años fueron; el 17 de octubre de 1.945 en Plaza de Mayo, que culminó con la victoria del entonces Coronel Perón en la urnas el 24 de febrero de 1.946; y el 17 de noviembre de 1.972 en Ezeiza, para el regreso del General Perón y que culminó con la victoria del Fre.Ju.Li. el 14 de marzo de 1.973 que daba el golpe final para el retorno a la historia argentina, tras 18 años de proscripción, del pensamiento Nacional, de la mano de su máximo representante y único conductor.

El general Perón retornaría a la presidencia con la victoria del 23 de septiembre de 1.973, con más del 61% de los votos, contundente como nunca en la historia patria. También es históricamente cierto que cada vez que el pueblo se organizaba para decidir el rumbo del futuro de la nación y su construcción, desde la oposición se sucedían las más inverosímiles alianzas y las más truculentas maniobras con el propósito de truncar su destino e intentar derrotarlo; con el apoyo del imperio y de sus acólitos. Jamás pudieron lograrlo.

Así fue también en nuestra Patria chica. El pueblo formoseño se pronunció cuantas veces fue necesario en ansiosos intentos por encaminar su destino: Cuando nos impusieron la línea Barilari, aquella que en la infame década del 40 cercenara el territorio en favor de la Provincia de Salta, restándonos miles de hectáreas de una tierra hoy tan necesaria. Cuando se tomó la decisión de ser Provincia hace poco más de cincuenta años; también cuando la resistencia y el Luche y Vuelve; y aquel 17 de noviembre que fuimos a Ezeiza junto a millones de jóvenes argentinos y latinoamericanos, para revalidar la unidad nacional. Cuando nos llamaron a Malvinas para enraizarla con nuestros huesos y nuestra sangre. Cuando ganamos la democracia… Y así siempre…

Desde hace una década y con decisión, asumimos nuestra historia, nos afirmamos en nuestra realidad geopolítica, nos pusimos los pantalones largos. Aseveramos que Formosa era nuestra y que ya no permitiríamos que nos arrebataran el destino; pues éste sería producto de una construcción propia, planificada y ejecutada por formoseños: gobernada y conducida por formoseños.

Y desde esta afirmación de nuestra identidad como sujetos de la historia, empezamos apuntalar nuestros anhelos, expectativas, sueños y capacidades; y nos fue bien. Superamos con holgura de pueblo maduro la peor de las crisis que recuerde la Argentina. Por lejos con mejores resultantes que muchas de nuestras hermanas mayores; si hasta inventamos un sol nuevo, con amorosos rayos de fe y de esperanza.

Conquistar no es derrotar, ni destruir. Es adquirir algo a fuerza de trabajo, disposición y voluntad. Las conquistas de nuestro Proyecto Provincial están incorporadas en el balance colectivo del pueblo formoseño como patrimonio no negociable; es bien de familia. De la gran familia de Formosa.

Algunos no han entendido aun que lo que se construye con la originalidad del pueblo, es para todos los que habitan esa geografía. Otros saben que esta construcción traerá consecuencias para los planes de la sinarquía imperial, sus patrones, y por lo tanto deben hacer lo imposible por desmontarla. A cualquier costo. Estos últimos son el verdadero enemigo, agentes de la globalidad deshumanizante.

Cumpliéndose el primer lustro del siglo XXI, a cincuenta años de nuestra Provincialización, nos toca una vez más pronunciarnos. El pueblo formoseño tiene, desde el Proyecto Provincial, la iniciativa política desde hace 10 años. La disyuntiva es muy clara; acompañar y apuntalar el Modelo de Provincia que necesitamos o entregar la brújula de nuestro destino a los sicarios de la contracultura. Hay que tomar posiciones rápidamente. Que no haya confusiones. El futuro de los pueblos sabios, se construye sobre fundamentos sólidos y contundentes.

 
 
2 -Octubre de 2005
 
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