Justo Urbieta
 
Caminar por las calles de la ciudad sorprende porque plantea imágenes diferentes en función de la edad. Es que hay lugares y personajes que ya no están y que las propias generaciones actuales desconocen aunque se hayan diluido no hace mucho por lo que vale la pena buscar el modo que la obra de los vecinos responsables y serviciales tenga un justo reconocimiento y se constituya en un ejemplo para quienes no hallan a mano referentes, paradigmas o puntos de referencia.

Como la niñez, la sociedad emula lo bueno y también aprehende lo nocivo. Quizás la poca difusión de la gestión de quienes han volcado su caudal emotivo y su creatividad en función comunitaria es la que convierte en mucho más pujante la acción delictiva y no es casual, por eso, que haya personajes que actuaron al margen de la ley que tienen mayor vigencia que los grandes hombres.




 

En pueblos como Formosa, el modo de querer se apuntala en el modo de querer a la ciudad. Y no se la transforma si no se la conoce. Y el ventajoso sistema para lograrlo es a partir del reconocimiento de sus protagonistas valiosos.

Algo de eso
comenzó el Rotary Club Formosa al premiar a los mejores alumnos, a los mejores compañeros de las escuelas primarias y secundarias.
Pero también ha premiado -como desde hace poco lo está haciendo la Municipalidad de Formosa-a quienes se destacaron por su efusividad comunitaria.

Y para ratificar los galardones ha plebiscitado a la gente. Y a no dudarlo que los amigos de la comunidad o los laureles de plata son un testimonio de ese afán institucional por reivindicar a sus recursos humanos valiosos. También algo de eso orientaba el gesto del empresario Amado Yege cuando durante un tiempo premió al “Orgullo Formoseño”.

PROFUNDIZAR LOS DETALLES

Pero se comete el error, a veces, de premiar y completar la acción con la entrega de las distinciones. Es necesario profundizar los detalles de modo tal que la trayectoria de estos hombres a los que deben agregarse centenares que han quedado grabados en una necrológica o en el tablero que identifica una calle del centro o de los barrios periféricos.

Además, se comete el yerro de aceptar una legislación que señala que los homenajes deben hacerse a los hombres que ya no existen. Seguramente habrá sido obra de alguien que no fue convocado en la nomina de notables o de alguno que no tenía muy claro sobre la especulación que podría devenir de un reconocimiento de esa naturaleza.

Pero quien puede poner en tela de juicio trayectorias como la de Luis Codda, Luis Diez, Ricardo Juan Saraceni, Andrés Rébori, Elías Fernández Carrizo, Rubén Salaberry Ramos, José María Ortuondo, Silvio Argentino Godoy, María Luisa Gigena, Luis Wilciades Aquino, Antonio Romero, Víctor Domingo Juárez,”Coca” Miño de Caraballo y tantos otros que ya no están?

DISTINGUIRLOS EN VIDA

Pero hay gente notoria y notable por su humildad y servicio que sigue viva. El doctor Ricardo Consentino, Saturnino López, Emilio Ramón Lugo, Ulises Córdova, Franco “Palillo” Romero son un ejemplo. Y también lo es el de otros más jóvenes como Rudy Benítez, el farmacéutico, que tanto apuntaló el deporte desde el esfuerzo personal o médicos de la talla de Andino Aveiro, Carlos Candia o Rubén Rodríguez de enorme capacidad profesional y alta humanidad.

A partir de esta historia nueva –que se alimenta también con los personajes que por su protagonismo político aparecen con mayor asiduidad en los medios de comunicación sociales, es como debe generarse un clima diferente, afectivo, que es el que echará raíces para sostener lo que vendrá.

Hay historiadores de la talla de Justo Lindor Olivera, Emilio Lugo, Rafael Rumich y Sergio Lilo Diomínguez que están buceando en ese plácido ambiente. Ocurre que la velocidad de los acontecimientos es tal que una simple medida urbanística está modificando la historia viva de los formoseños.

“La isla”,un edificio de dos plantas sobre la Napoleón Uriburu, la amplia casa colonial de Mitre casi Fotheringham contigua a un corralón de materiales, el viejo Hotel Belgrano y los edificios de España y Rivadavia o España y Belgrano son ejemplos de lo que debe preservarse para darle andamiaje a esta parte nueva de la vida de los habitantes de Formosa.

Lucila Herlendy de Gaona, arquitecta ella, ha sido una de las visionarias en esta defensa del patrimonio histórico en la que se sigue debatiendo casi en soledad. Hace poco su suegra vendió el legendario Hotel City de Brandzen entre San Martín y Belgrano y ahora esa razón social ocupa el lugar de otro viejo edificio formoseño: Hotel Colonial, en José Maria Uriburu y San Martín.


 


De todos
modos no hay que ser exageradamente capitalinos y hay que echar una mirada hacia Colonia Bouvier, Clorinda, Misión Laishí, Tacaaglé, El Colorado y Pozo del Tigre porque allí también se están exponiendo rasgos de una provincia que reclama alimentarse de hechos y protagonistas olvidados y marginados porque quizás tienen que narrar el ayer no se dan cuenta que fueron desbordados, inadvertidamente, por el paso del tiempo.

DIOSA Y PANTERA

Muchos los han calificado despectivamente como “paracaidistas” a quienes llegaron de otros lugares a instalarse en Formosa. Hay que admitir que en esta expansión alcanzada por la provincia, en lo poblacional y en lo urbanístico, se van diluyendo los apellidos tradicionales, esos que permitían descubrir rápidamente quien se casaba con quien, quien cumplía quince años o fallecía.

Por imperio de esta evolución natural de la ciudad y la provincia-impulsada por gobernantes serios y responsables que los tuvimos y tenemos -así como por secuelas de estudios u oportunidades laborales, hay en Formosa una rara mezcla de diosa y pantera, como consigna la letra de la guarania. De allí la necesidad de sembrar con los ejemplos propios para que también los que llegan para asimilarse a la forma de ser de los formoseños puedan abrevar de raíces que puedan compartirla.

Así como hay formoseños que mejor que no se hagan notar que lo son, también aparecen los llegados de otras provincias o países que no solamente han querido y han contribuido al crecimiento en serio de Formosa, muchos de ellos ,con una perspectiva del conjunto mucho más abarcadora, típica del recién llegado, nos han legado poemas, ensayos, novelas, estudios y diagnósticos que han ayudado a enriquecer este patrimonio que debe licuarse, mixturarse para que no se pierda.

Es menester juntar las piezas sueltas ,converger en la acción, Eporque evidentemente hay muchas voluntades orientadas en la misma dirección restauradora y reivindicativa. Creo que un ejemplo de ello lo tuvimos en la gesta fundacional de Luis Jorge Fontana y con el protagonismo de quienes consiguieron la provincialización de Formosa en 1955.


   
     
13 -Diciembre - Noviembre de 2005
 
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