Cosechar la siembra. Parece simple, más cuando se analiza cada paso que da el hombre para llegar a esta, que sería la etapa culminante de cualquier labor, la cuestión deja la simplicidad y aparece justamente el desarrollo de esa labor humana con las complejidades que su naturaleza imperfecta y cambiante le confieren.

Cumplimos cincuenta años como Provincia, y junio juntó a nuestra comunidad en una evocación muy propia, histórica, magnífica, justa y necesaria. Estuvimos todos, los que están desde siempre, los que se fueron y volvieron, los que vinieron y nunca se fueron, los que escribieron aquella historia, los que están escribiendo esta historia nueva, los abuelos y los nietos, los padres y los hijos, los del este, los del oeste. Los Formoseños, todos los formoseños.

Dos tiempos históricos fundidos en una legitima muestra de la identidad asumida de un pueblo, desde su historia, desde su tierra, desde su amor, desde su entrega. El inicio de la siembra fue aquel nacimiento de Villa Formosa como capital del Gran Chaco, con un trabajo de casi ocho décadas y varias generaciones, alimentando un sentimiento, enriqueciendo un pensamiento, que encuentra una corriente favorable en el pensamiento del General Perón, y que nos permitiera la primera cosecha aquel 1.955.

Lo posterior no fue fácil, siguieron las postergaciones y otro periodo largo de siembra, no siempre en tiempo y tierra fértil. Pero el pensamiento estaba latente. Y hubo de arribar otro hombre de profunda convicción humanista, cristiana y formoseña, para que este pensamiento pudiera empezar a madurar y permitir una segunda cosecha para la historia de nuestro pueblo.

En una semana intentamos juntar toda la historia de Formosa, y darle el más grande homenaje que un hijo puede dar a su terruño amado, el homenaje del amor, de la concordia y de la unidad de pensamiento en las realizaciones del hoy y en la proyección del mañana.

Y allí estuvieron aquellos prohombres del 55, otras generaciones postergadas de la historia, los eternos hacedores de utopías, los luchadores que sustentan nuestro devenir, y estuvieron nuestros hijos; bebiendo de la savia del abuelo el sabor de la vida y el honor del que dio hasta lo indecible por escribir con justicia la historia, su historia.

Miles de comprovincianos unieron hasta los latidos de sus corazones en estas evocaciones, en cada acto, en cada presentación artística, participando desde cada rincón del dilatado territorio provincial. Los formoseños tomaron la capital para celebrar el cincuentenario de la provincialización, los formoseños legitimaron su identidad mostrando al mundo que hay un pueblo que ama su historia y la honra, que pertenece a una tierra que es reconocida como su hogar, que tiene un arraigo federal que también honra a su patria;”La Argentina”, y que desde esta realidad construye el porvenir.


 

2 Julio / Agosto de 2005
 
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