Hay
un momento de la vida que te dice que eres parte de una historia.
Siempre se es protagonista de algo valioso o no. Hoy sintiendo
transitar en mis setenta y un años de existir, con el regalo
hermoso de mis nietos y bisnietas; recuerdo y evoco que ya hace
más de cincuenta años que comencé a formar
una larga lista, una página histórica de mi terruño.
Y todos los que como yo lo fueron y lo son,
han de recrear sus pensamientos y también los sentimientos,
porque hoy, ahora, ya no somos figuras borrosas del pasado, somos
con presente la rica historia de una provincia, nuestra provincia
natal, nuestra Formosa, la hermosa, del Comandante Luis Jorge
Fontana, su fundador y épico paladín.-
Y
con el comienzo: érase una vez...
Un primer día de abril de 1952 inicié
mi carrera docente en la Escuela N° 19, allí trabajé
durante un año y meses, luego integré, con otros
tres colegios la gran tarea de fundar la Escuela N° 179, la
justicialista, que comenzó a funcionar desde Octubre de
1953. Para entonces tenia múltiples tareas, la docencia
y la secretaria de relaciones públicas en el partido peronista
femenino. Desde allí en el año en que General Perón
visita Formosa comienzo a formar parte de la historia de mi provincia.
En representación de la mujeres formoseñas
fui elegida para entregar al señor presidente de la nación,
un ramo de flores y un obsequio. El General Perón acaba
de llegar al puerto de Formosa en el yate Tacuara. Este acontecimiento,
caro al fervor del pueblo formoseño, está grabado
en las páginas de los diarios y en las fotografías
del país y de aquí.
Formosa
tenia ya silueta de provincia: las personas que formaron la comisión
pro- provincialización, se conjugaron como la tierra madre
y las semillas germinadoras. Fue una conjunción de sentimientos,
de deseos, de fuerzas y de valor. Fue un acto de fe que nos unió
a todos y se esparció por todo el territorio formoseño
como una verdad indescriptible: ser provincia.
Y este sentimiento de patria era un desafío
de voluntades en todos los aspectos de la vida territorial. No
olvidemos de rendir homenaje a esto hacedores de esta gran conquista:
a los que están y a los que ya no están: mi recuerdo,
mi admiración y mi amor para mi padre José Maria
Sandoval, vicepresidente de la comisión pro- provincialización
de Formosa.
El territorio formoseño brotaba con el
verdor de planta joven, airosa y resplandeciente en la cultura,
en educación, en el trabajo y en la sociedad toda. La asociación
de jóvenes de Formosa, primera entidad cultural y social
del territorio se formó con un grupo de entusiastas jóvenes
cultos, profesionales probos y con su logotipo tan particular
abrieron las ventanas de la casa territorial al saber al erudito,
al poeta, al escritor, al pintor y al artesano....
Y ellos idearon la Fiesta de los Juegos Florales,
para premiar a los elegidos por sus obras escritas en prosa y
poesía. Para dar un marco de emoción, belleza y
calor organizaron este evento con un desfile de carrozas que representaban
a todas las instituciones y comercios de la ciudad portando en
ellas a niñas y señoritas como candidatas a reina
de la primer Juegos Florales.
Esta hermosa fiesta y en las que siguieron participó
todo el pueblo...La Casa Paraguaya presenta su
carroza típica de un patio alegre con flores y aljibe en
el centro y la mujer paraguaya representaba los distintos oficios.
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Éramos
seis chicas casi niñas, con apenas veinte años,
Fanny Aguilar Araos (Chichi), Alba Rosa Riego (Porocha) Edith González,
Maria del Carmen Podestá (Pochita), Maria Estella Casco Miranda
(Ketty), y yo Miriam Elcira Sandoval. Las otras carrozas tenían
una representación alegóricas, todas muy buenas facturas
y hermosas niñas en ellas.
El
jurado conformado por el señor Gobernador Coronel
Iglesias País, el Presidente de la Asociación de Jóvenes,
señor Albino Barbieri, autoridades y otras personalidades
dieron su veredicto eligiéndome a mí como la reina
del primer Juegos Florales; luego de premiar a los poetas y escritores
y ante tal elección se mezclaron los aplausos, las felicitaciones
de mis amigas, etc., y fui conducida al gran escenario que se elevaba
en la intersección de las calles Avenida 25 de Mayo y Rivadavia
donde me coronaron y me colocaron la banda, y después en
un auto descapotable, adornado para tal fin me transportaron por
toda la Avenida 25 de Mayo, recibí entonces el saludo caluroso
de los formoseños.
Era
el 8 de Abril de 1954. con amor dedico estas líneas
a mi tía Maria Esther Redondo Del Riccio quien fue la que
me acompañó y aconsejó con su ternura y delicadeza
preparándome con los modales, actitudes, con el traje y adornos
que lucía ese día tan festivo. La Asociación
de Jóvenes de Formosa, días después me agasajó
con una cena social en una confitería bailable y allí
me hicieron entrega de una plaqueta y una medalla alusiva a la gran
fiesta.
Compartí la fiesta del 8 de Abril de 1955
en una carroza muy hermosa con la princesa candidata a reina, Teresita
Silva, Ñata Nicora y la Señorita Rodríguez.
Momentos antes de subir a la carroza tuve la gran emoción
de llevar la corona y la banda reina del primer Juegos Florales
que me las colocó mi amiga indudable y para siempre Clarita
Eidelman (Pochola), imagen de la voluntad de la alegría,
de la solidaridad y de la amistad verdadera.
Más tarde cuando comenzó la fiesta
del desfile, nuestra carroza se detuvo ante el gran escenario y
bajamos para ser conducidas, a mi, al trono de la reina y a las
princesas en los laterales. Seguidamente desfilaron las demás
carrozas con sus reinas y princesas y todas fueron ubicadas en el
escenario y el jurado dio su veredicto eligiendo nueva reina de
los Juegos Florales a la señorita Esther Macchi, a ella le
entrego y coloco la banda y el señor Gobernador la coronó
con la que yo portaba.
Para mi terminaba un reinado y continuaba mi vida
y mi trabajo docente como siempre, pero con un cambio muy feliz,
me casaría después al año siguiente el 7 de
Julio 1956 con mi esposo, amigo y compañero de toda la vida
Rodolfo Santos Luparello, con quien tuve dos hijos maravillosos
Rodolfo José y Miriam Elcira. Y así como en aquel
día que me eligieron reina experimenté las ondas de
la alegría que vibraron mi ser, dejaba a la nueva reina,
la maravilla de amor y sencillez, con el susurrante mensaje de la
risa que se leyó en cada poema elegido.
Así actúa la fuerza del entusiasmo
y de la juventud en la realización de los proyectos que se
convierten en una realidad impetuosa. Hoy, cuando ya transito por
el mismo camino pero con paso atenuado, aún me digo día
a día: que el sol esté en mi corazón. Es la
imagen perfecta para comprender que el que ama y es humilde a la
vez, debe estar iluminado, vibrante, alegre, radiante y resplandeciente
porque la energía superior ilumina por siempre los senderos
y alumbra las huella muy queridas del bien amado hijo Rodolfito,
y me invita cada día a buscar y lograr la serenidad, el amor,
la fe y la paz en el seno de mi familia muy querida y única. |