Juan C. Candia
 
   

Quien haya tenido la posibilidad de cruzar con su tarea o destino el río Bermejo o el río Pilcomayo, en menor o mayor medida ha sido testigo de una escasa identidad como comunidad o provincia. Es frecuente que se nos diga:

“Formosa, capital de Misiones” ó “Formosa, la que está llena de ciudadanos paraguayos” ó “Formosa, son unos indios” ó simplemente: “Curepas”. Eso duele tanto en broma como en serio, más aún si tiene una carga de cierta ironía. Nuestra respuesta será civilizada en prueba de madura identidad.

Aún no sabemos si esas frases responden a una limitada información o cultura o es la consecuencia de que nosotros no nos animamos a exponer más de 120 años de historia propia (no prestada), ganadas con mérito y valor. No podemos quedarnos anclados en cierto signo de desprecio de un Formosa del ayer y del cual no somos responsables. Formosa no es una simple aduana o camino para el tránsito ineludible de otros destinos.

Basta mirar la nueva juventud, que naciera en otros tiempos y circunstancias: observemos sus pasos seguros buscando un futuro mejor. Así lo testimonian cientos de ciudadanos universitarios y no universitarios, que luego de deambular por otros horizontes están aquí por propia libertad.

De ahí en nombre: CIELOS DE IDENTIDAD, expresando que en esa inmensidad celeste, también estamos nosotros, sin calificarnos como grandes o pequeños, evitando comparaciones, sólo diciendo: presente.

“NACI FORMOSA, AQUI ESTOY QUIERO QUE SEPAN Y ESCUCHEN UNA VERDAD UNA VERDAD QUE CANTA A SU PASION SOY HIJO DEL GUARAN COMO NACION.”

Ya nací y crecí, tengo los pantalones largos, soy joven, tengo mis propios documentos, me siento con fuerzas y ganas de caminar por la vida, junto a mis hermanas provincias y vecinos. Eso sí, pertenezco a una misma raza; la raza guaraní, no soy injerto étnico o isla de implantes. Vengo de esas primitivas tierras, de la raza del guarán que poblaba nuestro litoral argentino, gran parte del Paraguay y sur del Brasil. Tengo iguales derechos, defectos y atributos. Las razas son naciones biológicas, no geopolíticas.

“MI SANGRE NO TIENE FRONTERAS ESCRITAS EN NINGUN PAPEL SOY PRESENCIA DE IDENTIDAD SOLO BASTA MIRAR ATRAS.”

 



 

La sangre que corre por nuestras arterias y venas son iguales, no saben de documentos: ella nos une, nos hace sentir hermanados en nuestra más íntima condición humana. Eso sí, mi presencia no es improvisada, tiene más de una centuria y ahí están mis antecedentes, fueron escritas en un sinnúmero de riquezas culturales, páginas, libros, pinturas, esculturas, estrofas o melodías.

Todas están grabadas o talladas por casi medio millón de habitantes como testigos y se acunan en el corazón del formoseño nativo o por adopción. Son nuestras, no se las puede ignorar o quitar, porque representan el fruto maduro de una cultura propia y popular.

“CRECI EN LA ADVERSIDAD BAJO LAS SOMBRAS DE LUCHAS SIN COMPRENSION FUI TIERRA DE PASO DE ALGUN PEREGRINO ACUNANDO SUEÑOS DORMIDOS EN SU CORAZON.”

Por peleas y enconos de historia política del país y de vecinos, crecí con frecuentes conflictos(la democracia fue el gran antídoto) y ello no dejó mucho tiempo para pensar con tranquilidad. Esa es mi incomprensión Pero en ese ir y venir de quienes transitaron o eligieron nuestro suelo para descansar o refugiarse, hemos respetado sus sueños y las nostalgias de sus propios ideales.

“CON FONTANA, IBARRETA O LELONG SERVI A UNA CAUSA SIN DISTINCION PUSE LA SANGRE UN 5 DE OCTUBRE ROTOBADO, COMO LIMITE A UNA INTROMISION.”

Serví a todos por igual, como el buen samaritano, sin preguntar de donde venían o donde iban, humildes o ricos, poderosos o débiles, buenos o poco buenos, a todos por igual, como jalón de cristiana identidad.

Cuando una siesta en un 5 de octubre, los ideólogos a la distancia o los combatientes en la acción, pensaron que Formosa sería un fácil botín de guerra para el triunfo, se encontraron con la sangre retobada de una identidad que no permitió que cayera no sólo un ejército de soldados armados para defender, sino tampoco una comunidad que donó su sangre para los heridos y se suturó guerreros sin que ninguno muriera en nuestro Hospital Central. Los trece soldados que en el cuartel del R-29 de Monte quedaron, fueron y serán estandartes de victorias que otros quisieron subestimar.

“SOY PETROLEO, RIO O LAGUNA SEGUN LA OCASION SOY CARICIAS, TERNURAS O FUEGO ARDIENTE SEGUN LA INVITACION”

Tanto en el oeste con el petróleo (son pocas las provincias o países que lo tienen) como en el litoral (bañados con agua generosa) tenemos la bendición de una rica naturaleza. El formoseño o formoseña también sabe amar: ser hijo, padre o madre, nieto, abuelo novio o novia, amigo según la invitación

 
 
     
       
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-Mayo de 2005
 
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