Dr. Carlos Fernando Leyes
 
 
Nadie como él para abordar, desde la sociología, la psicología social, la antropología, la economía, la etnografía, la historia, la geografía, etc, etc. la complejidad de La Realidad Formoseña. Pero lo que más “admiración” causa son sus dotes –al mejor estilo de -Ñande Yara- para estar en todas partes al mismo tiempo.

Sólo de ésta manera se podría entender cómo en tan pocas horas pudo confeccionar tan “sesudo” y amplio diagnóstico, que, para otros (Vg. especialistas de las más variadas y distintas ciencias humanas o sociales) les demandaría, responsable y deontológicamente, otro tiempo. El mismo análisis vale para quienes incursionaron en la “Isla” (dicho por el redactor) y produjeron un informe publicado en enero en otro medio de difusión masiva de la ciudad de Córdoba.

Demás está decir la conmoción en la sociedad formoseña. Sin lugar a dudas, no es para menos. Pero, más allá de sentirnos –con justa razón- agraviados por tamaña ofensa, debemos saber que éste es el modus vivendi de algunos “enviados especiales”, que, al amparo de ciertos medios de comunicación de masas, hacen gala de éste tipo de práctica.

Hasta podríamos decir que éste comportamiento es común en estos personajes cuando incursionan en el País Real, en la Argentina que desconocen e ignoran por desidia y desinterés, poniendo al descubierto sus prejuicios y una ausencia total de aquello que llamamos ” Espíritu Nacional y Federal”. Lo único que buscan, cada vez que sus patrones los envían más allá de la “General Paz”, es, a no dudarlo, la “nota sensacionalista”, aquella que pueda “impactar” con mayor intensidad en quienes consumen tales informaciones sin importar a quienes hieren con irresponsabilidad y soberbia.

Es el remilgado y rebuscado artículo “con gancho”, que resulta más “apetecible” cuando tiene cierta carga de “exotismo” y conjugan “negro” con “bruto” y “bárbaro”; algo que éstos “periodistas” no se animan a indagar en la misma megápolis que –en la actualidad- es la ciudad de Buenos Aires, con situaciones y cuadros que ponen en evidencia el dramático trasfondo social en que viven sumergidos miles de personas, y de donde –con una complejidad que aumenta tornándose aterradora- emergen las consecuencias más angustiantes, injustas y dolorosas: hambre, desigualdad, mendicidad, desamparo,, inseguridad, prostitución, delincuencia, locura y muerte.

Formosa no es una “ínsula sagrada”; muy por el contrario, es una provincia argentina inserta en la realidad nacional y mundial. Los profundos cambios económicos, políticos, sociales y culturales producidos en el mundo en los últimos años dejan ver parcialmente el perfil de la nueva sociedad que se está forjando; parcialmente decimos, porque la transición aún no ha finalizado; otros cambios están aún gestándose y van a contribuir con la forma final que asumirá éste nuevo período histórico.

Estos hechos son los que nos deben mover a los formoseños a la reflexión y a la acción conjunta. Metidos en ésta realidad “globalizada” la sobrellevamos y luchamos juntos para mejorar el futuro desde nuestro sitio en el mundo. Intentamos una identificación de las características centrales de ésta nueva etapa histórica, evaluando su impacto sobre valores tales como la igualdad, la libertad, la solidaridad, la participación y la buena convivencia, entre otros, con una visión totalizadora de Formosa, avizorando desenvolvernos en el mundo, con anhelos y propósitos comunes a todos los formoseños.

 

Debemos constituirnos en peregrinos en estado de misión y, sobre todo vivificar al pueblo ambicionar la hermosa aventura de reconocernos en nosotros. Formosa nos convoca y nos reclama. Somos una comunidad de vivencias de fe y relaciones compartidas solidariamente. Hay que atreverse a despertar ante la vida nueva. CREER EN LA CAUSA PROVINCIAL COMO PRINCIPIO Y RAZÓN DE SER DEL PUEBLO FORMOSEÑO.

Porque hay una realidad que nos emparenta. Que nos pertenece y compartimos como destino común. La autenticidad, solidaridad y unidad nos pone en situación más favorable para atenuar los efectos nocivos de éste nuevo orden mundial. Incumbe fortalecer el PROYECTO PROVINCIAL. Este proyecto, incuestionablemente, expresa el ideal que los formoseños venimos sosteniendo desde largo tiempo. Como pueblo tenemos una obligación y un compromiso ineludibles: posibilitar su acrecentamiento y consolidación.

Cuando vivimos éste nuevo tiempo y Formosa ha cruzado el umbral de su primer centenario, a cincuenta años de la provincialización, toma forma éste sueño de todos. Hoy vemos como se cristaliza una Formosa dinámica y pujante, como el extenso territorio se integra definitivamente, incorporándose hegemónicamente al consenso regional.. Esta cuestión es un imperativo de la hora de todos los formoseños “de bien y los que la habitan como un destino y no como una circunstancia”.

Nadie vendrá a decirnos que dirección y que sentido hemos de proponer para Formosa. Esa es nuestra exclusiva responsabilidad. Además, la creatividad es la exigencia de una sociedad dispuesta que coloca su epicentro en la construcción de un futuro inédito.

Somos formoseños! Defendemos con orgullo la heredad porque nos define y afirma como “formoseños”. La misma Iglesia Católica ha afirmado “la cultura indica el modo particular como en un pueblo los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos, con otras culturas y con Dios”. Si admitimos que “para el hombre, existir es convivir” mejoraremos y fortaleceremos nuestra común manera de “ser”, esa que nos otorga identidad y nos ubica en un lugar en el mundo.

Esto no simboliza una idea esencialista. Se trata de una construcción con raíces fuertes, certificadas en ésta realidad del mundo, que nos ayudará a ser libres, reubicándonos en la justicia social. En la plenitud del goce espiritual y material de todo lo conquistado por la humanidad a partir del propio esfuerzo.

Procediendo de común acuerdo y para bien de todos, indudablemente elegiremos el camino correcto y, seguramente, los burdos intentos de los “cronistas sensacionalistas”, agentes del “colonialismo interno” solamente tendrán cabida en el viejo baúl que guarda el “anecdotario del disloque”.

 
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-Mayo de 2005
 
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