Hemos aprendido a mirar el pasado con los ojos de un pueblo joven que necesita alimentarse de sus raíces, valorando la historia nacional desde los cuatro hombres que condujeron Movimientos Nacionales en las horas cruciales de la Patria: San Martín y Rosas en el siglo XIX; don Hipólito Irigoyen y el general Juan Domingo Perón en el siglo XX. También hemos aprendido a valorar nuestra historia provincial revalidando la premisa de que las Provincias somos las células básicas sobre las que se construye la Nación, a partir de un federalismo que une a nuestros pueblos desde sus orígenes sobre el respeto de la pluralidad y el proceso histórico, cultural y social particular de cada una. Aprehendiendo todo lo paradigmático de ese devenir.

La necesidad de nuestro pueblo por aprehender su pasado, habla del crecimiento y la madurez adquirida en estos pocos años de historia propia. Y también habla de la decisión de ese pueblo por construir los nuevos tiempos con premisas fundadas en los valores positivos de su herencia. La historia es parte del patrimonio de los pueblos, así lo valoramos.

Estamos en las fechas recordatorias de la epopeya fundacional de la ciudad de Formosa, primera Colonia y Fortín desde donde se lanzó la ocupación territorial del Chaco Argentino. Formosa en abril de 1.879 nació como Capital de estos territorios casi desconocidos.

126 años de vida en la historia de un pueblo puede considerarse muy breve para llegar a una madurez que lo argumente como tal. Algunos criterios al respecto dicen que existen varios aspectos que condicionan el crecimiento y madurez de los mismos. Hubieron pueblos que necesitaron siglos para pensarse a si mismos, otros que maduraron más rápido con el catalizador de agresiones externas. No es nuestro caso, Formosa como el pueblo argentino ha desarrollado en este breve tiempo una madurez singular a través de su propia capacidad de ver el futuro.

Juan D. Perón, afirmaba en su Modelo Argentino que: “El hombre es el único ser de la creación que necesita habitar para realizar acabadamente su esencia”, una verdad relacionada íntimamente con el devenir de nuestro pueblo. Sabemos por construcción que Formosa es el hogar, y que como tal debemos habitarla en armonía con nuestras potencialidades y recursos, para proyectarla al mañana con posibilidades ciertas de realización.

Desde los albores de nuestra joven historia, el hombre afianzado en el territorio, de orígenes diversos, humildemente, es quien la va escribiendo. Sus acciones obedecen más a un empirismo que a la idealización de un propósito. Desde allí comienza a tomar conciencia de su realidad y produce las variaciones coyunturales que lo llevan a este presente. Muchas veces esas coyunturas históricas lo trasplantaron a buscar su dignificación en otras geografías, con otras realidades, y desde allí aprendió otra gran verdad, la verdad del desarraigo que anula al hombre y lo convierte en un indefinido habitante de un universo ajeno. Eso contribuyó al aprendizaje de valorar lo propio, de beber de la savia del terruño y de la sal de las herencias.

Hoy a 126 años de la gesta fundadora, con un patrimonio histórico propio que aporta y enriquece a la historia nacional, podemos hablar de un pueblo formoseño maduro, conciente de su pasado forjando su porvenir. Vamos a celebrar nuestro cumpleaños todos juntos, con nuestra fe que es la visión que tenemos del futuro, y con la esperanza que en la traducción diaria es trabajo y compromiso con ese mañana.

¡Feliz cumpleaños Formosa!

 
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Marzo de 2005
 
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