Por: Prof. Lilian del Carmen Bistolfi
Decía Martín Luther King: "Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir como hermanos".
 
En el siglo XX el avance político y cultural se traduce en el éxito generalizado de la tríada; democracia, libertad y derechos humanos. Sin embargo el significado de estas palabras varia según el lugar del mundo donde se utilizan. Pese a que nadie se atreve a estar contra la democracia, contra la libertad, ni contra los derechos humanos, sigue existiendo opresión, dominación y guerra. Por otro lado la democracia, la libertad y a los derechos humanos le añadimos la difusión masiva de la información, se abre una nueva perspectiva en la historia de la humanidad que modifica profundamente los esquemas previos de control social; un ciudadano libre e informado no puede ser manejado por intereses espurios.

Los humanos en los dos últimos siglos y con la suma de nuestras culturas y naciones, hemos conquistado y habitado todo el territorio del mundo, ya no existe tierra no dominada por los humanos. Esta certeza debe llevamos inevitablemente a una decisión ¿queremos vivir en paz a base de negociar nuestra convivencia o queremos estar batallando hasta que alguien domine a los demás?, debemos decidir si aceptamos nuestra pluriculturalidad u optamos por una única cultura que domine a los demás. ¿Por qué, entonces, reflexionar desde Formosa, corazón de América del Sur?

Nuestra historia refleja una constante en la vida de los pueblos, la gran disyuntiva libertad u opresión, opresión o libertad.
Y un pueblo en esta condición se conforma de hombres libres ¿pero como se construyen hombres libres? Y ¿para que?
¿Hasta donde estamos comprometidos como constructores de la libertad? ¿hasta donde seremos capaces de decidir nuestro destino?

¿Qué sucede con la cultura? Ciertos autores como Lloyd Wong sostienen que la globalización tiende a trascender y por momentos a suplantar las culturas nacionales.

Esos procesos crean un entorno cultural común en el cual todos los que están "conectados" tienen accesos a los mismos mensajes y símbolos, ya la misma caligrafía, todo lo cual está producido y difundido por medio de controladas redes transnacionales de cine y televisión. Buena parte de estas redes tienen sus sedes centrales en Estados Unidos y sus productos dominan progresivamente los mercados culturales internacionales.

El aislamiento, la división sumada a la tecnología, permite la dominación total.
Con un clic del mouse pagamos cuentas, compramos en los supermercados, y hasta conversamos con desconocidos. Cuanto más aislados estamos del mundo, a criterio de ellos es "mejor".

Esas pautas culturales que nos van incorporando sumados al "virus antipatria", (comunicadores hablan de " esta patria" no de nuestra patria, nuestro suelo), oímos discursos sin sentido de pertenencia al suelo que los vio nacer, crecer, trabajar, formar sus familias y hasta seguramente morir.

Como vemos hoy el enemigo a cambiado de manera pero no de intenciones, no estamos enfrentando a enemigos armados con sables y lanzas, enfrentamos a modelos culturales y económicos que destruyen naciones por apetencias de dominación global, modelos en lo que el hombre es solamente un número o un código de barra, sin sensibilidad social, sin respeto a las culturas, en una planificación donde primero están ellos y al final también están ellos; una política donde los pueblos están excluidos.

Cada hombre nace en el seno de una cultura, de la que inevitablemente participa. Adquiere una formación profesional y contribuye, con sus colegas y los demás hombres que forman la sociedad, a la tarea de hacer crecer ese patrimonio cultural y de trasmitirlo. Allí concurren las exigencias intelectuales y morales de la fe, con las que se derivan de las costumbres y usos sociales, y de sus conocimientos científicos y técnicos.

Por esta razón, para que este diálogo sea fecundo se requiere que estén presentes adecuadamente las dos partes: por un lado, una imprescindible formación cultural y profesional; por otro, una fe debidamente ilustrada y una identidad lo suficientemente sólida como para superar fácilmente las perplejidades que puedan plantearse en un momento dado.

Para la formación cultural, la sociedades establecen sus causes; pero la unidad del pensamiento que el hombre es el único destinatario de todas las acciones, es la decisión de cada uno.

Es una realidad reafirmar que la comunicación y la cultura son un solo tema a la hora de generar nuevas miradas y puntos de vistas. La comunicación es una herramienta no solo de propaganda y de corte informativo, sino que resulta hoy un campo de creación. La comunicación es un elemento trasversal para la cultura; es un instrumento de difusión y creación de sentido, para un imaginario social cada vez mas exigente en las formas y contenidos nuestra visión de la realidad nos hace concebir a la cultura como el acto de expresión de los pueblos, con su creatividad y capacidad de asimilación.
 
Juan Pablo II a señalado que: " La nación existe por y para la cultura" y que"EI futuro del hombre depende de la cultura". La dependencia cultural constituye el fundamento de cualquier otra dominación. Somos testigos de un cambio acelerado y brusco que complejamente toma la forma de una verdadera revolución científico-tecnológica, cada vez mas la información es poder y este tiende a concentrarse en potencias hegemónicas.

Estamos seguros que la cultura y la comunicación son herramientas de liberación, porque sin liberación cultural, pedagógica y mental no es posible ninguna emancipación, y ningún destino autónomo. Las deudas económicas que padecemos lo son por las deudas culturales que soportamos.

En nuestra lucha por la libertad, porque no nos pensamos; nos piensan; porque dejamos de ser sujetos de la historia, somos objetos incorporados a proyectos extraños, dominantes, y donde los trasmisores, los comunicadores se convierten en representantes de esos modelos que desean oponemos, aportando a la división potenciando personajes, denigrando los valores morales y el eje y centro de toda la sociedad: la familia.

Diría Juan Pablo II en su Carta a las Familias: "Crisis de la verdad", que significa " crisis de conceptos: amor, libertad, entrega, persona, solidaridad, derecho de la persona", ante semejante situación cultural, la familia está amenazada y acechada en sus mismos fundamentos. Culturalmente debemos pensamos nosotros mismos para ser verdaderamente nosotros, es decir patria, pueblo y hombres libres.

El General Juan Domingo Perón en su Modelo Argentino dice:" Para alentar con optimismo la tarea de elaboración de una cultura nacional es necesario tomar en consideración tres instrumentos poderosos: los medios de comunicación masivos, la educación en todos sus niveles y la creatividad inmanente del pueblo".

En Formosa tenemos un proyecto de provincia que es el camino a la formación del nuevo hombre formoseño, proyecto que nos permitirá incorporarnos con perfiles propios al destino común de la humanidad, gozar de los beneficios de la revolución científico tecnológica, atendiendo nuestras propias necesidades.

Asumimos nuestra conformación de pluralidad latinoamericana, tenemos en nuestra sangre las herencias de los pueblos que lucharon por la Libertad.
No somos contestatarios de imposturas culturales sino afirmadores de nuestras esencias y cosmovivencias originales, entendemos que no puede haber un movimiento de liberación sin un pensamiento cultural autónomo.

De esas culturas venimos y nuestra acciones en la construcción de la historia por venir las honramos Formosa está en marcha hacia un destino de grandeza enarbolando las banderas de igualdad de oportunidades para todos. Tenemos un ideal libertario, nos mostramos auténticos, originales, orgullosos de ser como somos. El pueblo ha sabido distinguir a quienes querían que lo conduzcan para resolver acompañarlo en la ejecución del ideario proyectado.

El pueblo de Formosa esta en movimiento y eso significa que está rompiendo con los esquemas de dominación, el enemigo es poderoso y solamente un pueblo libre que tiene claro el camino de su realización y comprometidos con su futuro lo puede realizar.

Pero es necesario la participación activa de cada uno, es importante el mensaje pero lo es mas el mensajero, necesitamos mensajeros comprometidos como constructores de la libertad capaces de sentirse protagonistas de su destino, su familia, su comunidad, su patria, nuestro destino.

La comunicación es mas que solo emitir, es mas que solo exponer u/o registrar (sonido, imagen, ¡deas, etc.). La comunicación y la cultura son un solo campo de estudio. La cultura no es un ente fijo, una herencia; es un proceso que se construye en la interacción.

La cultura es lo que le permite a los hombres construir una sociedad, es decir definir las condiciones de su voluntad para convivir, los códigos para reconocerse y distinguirse de los demás, así como la manera de organizar sus relaciones con las demás personas.

El resultado de las interacciones no está determinado: este puede ser positivo o negativo. Los medios de comunicación hoy en día constituyen un vector importante de mundialización cultural. Así mismo, la comunicación constituye un proceso entre dos polos activos los cuales se ven transformados por la interacción. Incluso en nuestra época de medios globales de comunicación, no se puede pensar ni entender la comunicación si no se parte de la cultura: pues cada uno de los dos polos comunicantes expresa la cultura a la cual pertenece.

"El ser Humano no puede tener necesidad, ni comprender la naturaleza, ni tener intereses puros o ninguna fuerza material sino se ha construido culturalmente".
Asumir los desafíos de esta realidad, constituye una demanda perentoria a la imaginación, a la inteligencia y al coraje. Ustedes tienen la palabra.
 
8 -Febrero de 2005
 
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