Por: Washolé
 
Desde la raíz sin tiempo de la memoria americana se eleva el árbol milenario que cobija entre sus ramas la esencia más pura de nuestras sabidurías ancestrales. En su portentoso tronco se pueden ver claramente las cicatrices que dejaran las hachas que intentaran talarlo, pero aquí está, erguido, aún florecen sus cepas, sus raíces profundas, que desde la tierra madre inyectan la savia que florece en sus ramas, que retoña en semillas, que pervive, y se alza majestuoso a los vientos, que canta entre sus linajes con las voces perdidas que resumen las naciones.
 
Durante la última década los hijos de esta tierra formoseña nos unimos en la aseveración de la resistencia hacia lo que percibíamos como trato injusto hacia nuestra diversidad cultural, desde el origen; desde nuestra historia primordial, milenaria, llena de simbolismos teogónicos, paradigmas de una tradición no escrita, que apela a la memoria hereditaria para no morir. Esa injusticia se sustentó siempre en ser quienes éramos.

Y una de las primeras tareas de esta cultura de la resistencia fue reclamar, y tratar de realizarnos en la tierra propia. Junto a esta imaginería provinciana de identidad descolonizada apareció siempre la recuperación de nuestros valores y lenguajes nativos, para poder volver a nombrar, componente simbólico fundamental de nuestra identidad.
 
Antiguos Padres nuestros, nuestra memoria viva rescata del silencio el verbo contenido de la viril semblanza, para seguir creyendo que no callará jamás el eco primigenio, orgulloso y verdadero de la primera sangre que late en nuestras venas.

Hoy damos inicio a una serie de publicaciones en las lenguas nativas más importantes de nuestra herencia, con la traducción correspondiente a la lengua española, con la colaboración y el compromiso de los que aún mantienen viva la memoria de los pueblos primordiales.
 
 
  -Sachagan:
Ena n´onataq maye qamí ivireugaló cheguequaigui eso toguishec na´aqtaganagac maye lalamagat na Qom. Ana nere huo´oi na sachaganac. Na´aqtaganagac ishet ram ia´agat cam pagaguenataganagaic qoml´ec qalqo´nataqaen ishet ra ia´agaiquiolec maye maiche l´ma´na huaña ca pagaguenqa´ca hua´ague na laponqá cha aye qaiautaique ra maiche iahuatton na maiche laiaanec, nache vo´o na garañagat.

Traducción
  -Presentación
Este trabajo llega a Ustedes con la intención de mostrar los cuentos tradicionales del pueblo Qom. En estas páginas presentaremos una serie de relatos que pueden ser narrados por los jóvenes, también por los ancianos en la comunidad con el objetivo de fortalecer la identidad y de transmitir los conocimientos que hemos adquirido de generación en generación.

CHI´SHEE
Eso ia´agaiquiolecpí Qom eta: ¿Cheto ra iapagac na?.
Coieta uuó asó ia´againole iasagñé aso aragnaquí na jhamap nache jiootac so jhamap l´soché, ca so jhamap checaaegué ra piguem cha coieta vo´o na mapic.
Asó ia´againolé mashé jhí me aso jhamap l´soché nache iaconá nache iasagsheguem nache uoo na iapagac ca uoó aso cashelec, naché l´enagat chi´shee, chi´shoolé.

LUCERO
Dicen los abuelos Tobas: ¿Por qué son blancas las estrellas?
Cuentan que en un mortero, una anciana muele la algarroba para hacer harina. Esta algarroba se saca de un árbol del cielo, y esa harina blanca, la abuela esparce en el cielo y hace que todas las estrellas sean blancas.
Una de estas estrellas brilla más y se llama Lucero, Lucerito.-
o Chi´shee: Venus para los Qom. Deidad representada como una mujer bella y poderosa que se relaciona con los Chamanes, y a veces toma a alguno de ellos como marido.-
 
 
 
9 -Enero de 2005
 
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