Jorge Santander
   
 
 

La frase suele ser utilizada para incorporarnos en la abstracción sobre la observación, el análisis y la resultante información de la realidad. El búho de Minerva ha observado detalladamente los sucesos del día, y una vez llegada la tranquilidad de las sombras de la noche vuela donde su ama y procede a informarla de todo lo sucedido. La información era en aquel entonces como lo es ahora la clave de la sabiduría, del conocimiento y de la valoración la información que parte de la realidad se entiende.

Poco más de dos mil años en el futuro, en el escenario del comienzo del tercer milenio de la cristiandad; particularmente en nuestra conformación histórico-cultural, el saber como riqueza sigue siendo patrimonio de los que están informados suficientemente sobre la realidad.

Y este patrimonio trasciende y va aun más allá del conocimiento ecléctico de los académicos que muchas veces acomodan la información allende o más acá de la realidad; específicamente en comodidad con sus necesidades de resultado.

La sabiduría del pueblo es una cuestión cultural indiscutible, es una de esas verdades cerradas; que en los proyectos del poder hegemónico aparece como una urgencia a ser manipulada y tergiversada. Buscando generar una realidad que vaya a contrapelo de las culturas de los pueblos.

Para ello el manejo de los medios masivos de comunicación es un arma de gran contundencia. Los pueblos fuertes culturalmente y que transitamos por procesos revolucionarios somos los más atacados y quienes mejor conocemos sus costos.

Aun así, con esta semi verdad fabricada, es el pueblo el que vive en la realidad cotidiana. Y aún es posible que con todo el manejo de las armas comunicacionales, las ofertas de los medios, y sus operadores, no sean alternativas valederas.

 

Que no quiere decir que por eso sean menos peligrosos, lo son en grado sumo. Lo que sí podemos afirmar remitiéndonos a los recientes acontecimientos nacionales y provinciales, es que los pueblos y gobiernos que trabajan y construyen desde el conocimiento de su realidad y son concientes de la proyección futura de sus destinos, siempre van a dar respuestas contundentes y fuera de toda discusión.

El pueblo sabe. El pueblo vive en su realidad y sabe leer las transformaciones producidas, porque inciden notablemente sobre su “modus vivendi”.

Es una obligación de los que pretenden ser mentores en sus comunidades tener una lectura permanente de la realidad. Comprender por sobre todas las cosas el comportamiento cultural ante las nuevas ofertas, en pro o en contra del futuro de ese pueblo. Todo cambio estructural conlleva íntimamente ligado un cambio cultural. El que no comprenda esta verdad no podrá compartir la verdad del pueblo.

El argentino es un pueblo que ha cambiado la realidad de su destino varias veces a través de movimientos revolucionarios. El pueblo formoseño es argentino; por ende debe ser revolucionario. Y como todo pueblo culto, construye su revolución en paz. Nuestro pueblo vive en su realidad y la analiza constantemente, pues esta realidad habita en constante crecimiento.

Los cambios que se producen en las estructuras comunicacionales, educativas, productivas, de salud, etc., producen también grandes cambios culturales. Es en este sentido que el pueblo se pronuncia. Y sus pronunciamientos son correcciones al rumbo o ratificaciones a la gestión. El que crea otra cosa está en un plano diferente al de este pueblo.

Recordemos que es el pueblo quien escribe la historia. Y no necesita, ni permite, que nadie se la dicte. El pueblo sabe y sobre esa sabiduría; construye.

     
 
   
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-Noviembre - Diciembre de 2005
 
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