Por: Rafael Rumich
 
El Ser formoseño nace a la vida editorial para constituirse en un órgano de difusión de la cultura formoseña; para ser protagonista de la apasionante tarea de interpretar con creatividad e ingenio nuestra realidad provinciana. Usted, estimado lector, se habrá preguntado el por qué del nombre. Indudablemente, esta cuestión merece una detallada reseña por su significación y alcance.
 
Desde hace un tiempo se escucha hablar en los más diversos ámbitos y con notable insistencia, del Ser formoseño. Ahora bien, cuando determinados vocablos o términos irrumpen de manera rotunda y decisiva –como lo ha hecho el mencionado concepto – integrándose al léxico del pueblo, surge a la vez, la exigencia de un ineludible examen, a fin de hurgar en ellos, estudiando sus usos, consecuencias y derivaciones.
En ese sentido, y con el afán de resolver dicho aspecto, nos hemos abocado a la tarea de indagar acerca del Ser formoseño, con resultados tan favorables y alentadores que, incluso nos impulsó a designar esta revista con su nombre.

En el inicio del análisis nos enfrentamos a tres preguntas; la primera ¿Qué es Ser formoseño?, la siguiente ¿Por qué la comunidad provinciana ha comenzado a hablar de dicho Ser? y finalmente ¿Por qué nos interesa tanto este dilemático tema?
Comenzamos reconociendo que en la actualidad vivimos una ocasión histórica, una circunstancia plena de historicidad; los formoseños nos encontramos en el momento oportuno para que como comprovincianos tengamos una noción clara y terminante de todos los fenómenos culturales y sociales que informan el conocimiento filosófico y científico de nuestro Ser provincial.
¿En que se diferencia el Ser Provincial del Ser formoseño? En nada, mejor dicho, ambos son lo mismo. La denominación completa es el Ser Provincial de los formoseños. Al pronunciar el Ser formoseño, hemos procedido a suprimir algunas palabras, de modo que la construcción sintáctica quedó incompleta, pero el sentido se comprende. En realidad, la omisión se produce por economía textual, ya que no es necesario expresar lo que resulta sobreentendido.

De cualquier manera será útil aclarar algunos puntos de terminología. En la ontología se habla de ser, y esta palabra no se emplea como verbo, sino como sustantivo. Se dice: “el ser es todo o lo otro”. Este es el sentido o la significación que le damos al ser, cuando expresamos “el Ser Provincial de los formoseños” o simplemente el Ser formoseño. Pero, estas expresiones no deben alentar la creencia en una especie de ente metafísico flotando más allá del individuo o la sociedad. El hombre, en efecto, es el “lugar”, el “ahí” , donde el “ser” se manifiesta, puesto que el hombre es comprensión-del-ser . dicha comprensión no debe entenderse como un acto o determinación o característica particular entre nosotros, sino que constituye el ser del hombre.
Por lo tanto, con esta palabra ser, aparentemente tan inocua, en realidad se juega nuestro destino personal e histórico, porque en cada caso somos “nuestra comprensión del ser” y de la respectiva época y cultura en que vivimos.
 
En estos sucesivos análisis del concepto, vemos que el “ser Provincial” es el proceso de la interacción humana, surgido de un suelo y de un devenir histórico, con sus creaciones espirituales propias –lingüísticas, técnicas, jurídicas, religiosas, artísticas- o sea, “el ser Provincial” viene a decir cultura provincial o, lo que es igual, cultura formoseña.
Los fenómenos históricos-culturales son imprescindibles para conocer toda la creación de bienes formales y materiales que ha logrado el hombre en su milenaria creatividad cultural, de allí la importancia de la explicación de los antecedentes culturales de nuestro Ser Provincial.
No podríamos analizar los factores culturales de Formosa, sin conocer los antecedentes generales de homogeneidad y heterogeneidad, de sedimentación, trasvasamienro, conmixtión, aculturación, pérdida, obsolencia y regresión que se produce en todas las culturas del planeta.

Nuestro Ser Provincial es informado por antiguas formas civilizatorias y culturales que provienen a través del tiempo y del espacio de pueblos como el egipcio, el creto-micénico, el griego, el indio, el indo-árabe, el romano, el hispano y los originarios de América. Si dejamos de lado todos estos antecedentes históricos-culturales, la fundamentación del Ser Provincial quedaría reducida a unas pocas expresiones acumuladas en tan solo ciento y pico de años.
De allí la necesidad de hacer referencia a todos los procesos culturales, a la memoria social, a la autenticidad del pueblo formoseño. De esta manera, surge claro y nítido el Ser Provincial de los formoseños, unidos en su base, en el susbstratum de las culturas y las civilizaciones, pero diferenciados y ambientados al estilo vital, al ser propio y auténtico de cada paraje, de cada pueblo, de cada zona, de cada región y de la unidad en al diversidad cultural del orden provincial que les da coherencia y prospección de futuro.

Debemos reconocernos en nuestra identidad profunda y desde ella comenzar a construir. La condición fundamental es partir de nuestra realidad.
Debemos hacer de nuestras vidas una escuela permanente de aprender, enseñar, imaginar, crear y aunar esfuerzos.
Hay un proyecto de provincia que está en marcha. Un proyecto que nos habla de la consustanciación del hombre con su medio social, con su medio físico, su historia y su compromiso con la condición humana. Es un proyecto válido para una etapa histórica de renovación e innovación.
Comprometamos entonces nuestra parte de esta acción conjunta, tratando de impulsar con todas nuestras fuerzas esta provincia sin igual. Entonces sí el Ser Provincial de los formoseños tendrá razón de SER.
 
3 -Enero de 2005
 
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